La Iglesia en España avanza en el camino sinodal "con ilusión y esperanza" y pide "seguir caminando juntos"

El Equipo sinodal de la CEE ha presentado este sábado el texto síntesis para la Etapa Continental Europea: "Se empieza a entender como una realidad que favorece la comunión"

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Redacción Religión

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El Equipo sinodal de la CEE ha presentado este sábado el texto síntesis con las aportaciones que han enviado las diócesis, movimientos, congregaciones y distintos grupos en relación al documento enviado por la Secretaría del Sínodo el pasado mes de septiembre. Lo ha hecho en la sede de la Conferencia Episcopal Española en una reunión en la que participan 120 asistentes, entre los que se encuentran los obispos miembros de la Comisión Permanente; 1 miembro de los equipos sinodales de cada diócesis; 10 de la vida religiosa; 10 de asociaciones laicales y movimientos.

Al principio del documento se subraya que “aunque el tiempo la reflexión y el trabajo diocesano en esta etapa continental ha sido corto y la participación menor que en la fase anterior, la experiencia y el camino recorridos hasta el momento permiten afirmar que la sinodalidad avanza en nuestra Iglesia que peregrina en España, pasando de concebirse como una teoría o un concepto abstracto, a entenderse como una realidad que favorece la comunión”.

El camino sinodal se va recorriendo “con ilusión, esperanza y alegría”, aunque admiten que “no faltan actitudes de escepticismo, miedo e incluso rechazo, por la novedad que significa en sí misma la experiencia de escuchar, dialogar y, en general, caminar juntos”. En el documento se invita, además de caminar juntos, a una “conversión personal, desde la escucha de la palabra de Dios, la oración y los sacramentos, destacando la centralidad de la eucaristía”.

Sigue resonando con intensidad en el documento la invitación a ser “una Iglesia en salida, en el contexto de la secularización que vivimos en Europa y en España” y por eso se subraya el “anhelo de una Iglesia misionera, de puertas abiertas, donde se escuche el grito de los más pobres y vulnerables, sin olvidar el clamor de la tierra”. Además, en el documento se intuye el valor de la religiosidad popular y el papel fundamental que debe tener la pastoral familiar.

Por otra parte, en el documento se detectan que las mismas polarizaciones existentes en la sociedad “laten en el seno de la Iglesia: la de diversidad y unidad y necesidad de diálogo (a nivel ecuménico y con la sociedad), la de tradición y renovación (particularmente en la liturgia y en el lenguaje) y la polarización entre Iglesia piramidal e Iglesia sinodal. “Comunión, participación y corresponsabilidad” es un trinomio que aparece repetidamente en las aportaciones, “admitiéndose que existen impedimentos para crecer en ellos, particularmente por las resistencias del clero y la pasividad de los laicos”.

Entre las prioridades específicas que deben ser objeto de más reflexión en el Sínodo, la Iglesia española plantea el "discernimiento sin miedo" sobre el papel de la mujer en la Iglesia, "desde la común dignidad bautismal. "Reconocer definitivamente el papel de la mujer en la Iglesia y fomentar su participación, plena y en condiciones de igualdad, en todos los niveles de la vida eclesial y, en particular, en el gobierno de las instituciones", señala el documento publicado por la CEE.

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Asimismo, la Iglesia española apuesta por "potenciar la acogida, particularmente a cuantos se sienten excluidos por su procedencia, situación afectiva, orientación sexual u otros motivos" y que las comunidades eclesiales sean "espacios integradores". Además, propone "promover la corresponsabilidad, real y efectiva, del pueblo de Dios, superando el clericalismo" que, según advierte, "empobrece" su "ser y misión"; e impulsar el acompañamiento por parte de sacerdotes y miembros de la vida consagrada.

Igualmente, sugiere articular la integración y participación de los jóvenes; dinamizar la formación en materia de doctrina social de la Iglesia; fomentar el diálogo con el mundo y la cultura, con otras confesiones religiosas y "con la increencia", mejorando la capacidad de escucha, y cuidar la liturgia a través de la formación y de una mayor comprensibilidad de sus ritos y contenidos.

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En concreto, sobre la juventud, se reitera su "escasa participación" en la vida de la Iglesia y, por ello, se propone "modificar el modo de comunicar el mensaje del Evangelio" de forma que sea "creativo, comprensible, integrador y generador de diálogo intergeneracional". Así, la Iglesia española cree que "no se trata de cambiar la misión ni el ser de la Iglesia" sino de "actualizarla" y "resituarla" en el momento presente, "en un contexto secularizado".

"Resulta necesario revitalizar el papel de la Iglesia en el espacio público y renovar su compromiso con la justicia, los procesos de construcción de la paz y la reconciliación, los derechos humanos, el cambio social, el mundo del trabajo y la cuestión ecológica. En definitiva, seguir avanzando hacia una Iglesia en salida", se lee en el documento.

Para llegar a estas conclusiones, la Iglesia española afirma haber realizado una "escucha atenta y profunda". Si bien, también asume "la dificultad --y, en ocasiones, el rechazo-- al encuentro con lo diverso, lo diferente, especialmente cuando puede causar escándalo o incomodidad", y menciona temas como: "los pobres, los marginados, las personas con discapacidad, el mundo de la inmigración, las personas con situaciones familiares o afectivas diversas o aquellos que se alejaron de la Iglesia o que nunca formaron parte de ella".

También señala que "el escándalo de los abusos sexuales provoca tensión" por lo que plantea la necesidad de "reconocer el mal causado, reparar a las víctimas, aumentar la protección y avanzar hacia una mayor transparencia" para "sanar esta herida y reconstruir la confianza y la credibilidad de la Iglesia".