Las codiciadas fotografías que han visto la luz 20 años después de extraviarse y que ha marcado a esta familia

Las fotografías han visto la luz dos décadas después de que se perdieran. Su contenido ha dejado impactada a una familia

Las codiciadas fotografías que han visto la luz 20 años después de extraviarse y que ha marcado a esta familia

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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El confinamiento de la población para evitar la propagación del COVID-19 deja a muchos con tiempo suficiente para realizar multitud de tareas en el hogar que, con motivo del estrés diario en situaciones normales, no podría hacer. Algunos invierten este tiempo en limpiar a fondo la casa, otros a ordenar el armario y, no son pocos, los que aprovechan el aislamiento social para poner al día los recuerdos que han ido almacenando a través de las fotografías acumuladas con el paso de los años, primero mediante los clásicos álbumes de plástico y luego los que se custodian en los dispositivos móviles.

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Sagrario es una de ellas. A sus 67 años, ha decidido destinar su tiempo libre en casa para ordenar las "miles de fotos que he ido coleccionando durante años y años". Sagrario, que desde pequeña se trasladó con su familia a Alicante, se ha dedicado toda su vida a regentar una tienda de ultramarinos, por lo que siempre ha tenido trato muy cercano con los clientes, en su mayoría vecinos de su barrio, con quien nunca ha dudado en fotografiarse si la ocasión lo requería. Además, entre sus aficiones de siempre está viajar, lo que le ha permitido conocer países como China, Argentina o México. De todos aquellos viajes guarda gratos recuerdos que rememora cada cierto tiempo a través de sus fotografías.

Su viaje al Santuario de Fátima fue especial

Pese a la cantidad de imágenes e instantáneas acumuladas durante décadas en los armarios de Sagrario, es perfecta conocedora de todas ellas, incluso de dónde se realizaron, en qué momento, lo que hizo antes y después de fotografiarse... Es decir, se trata de una persona con gran memoria visual. Por ello, desde hace muchos años, Sagrario echaba de menos aproximadamente una veintena de fotografías tomadas en un lugar especial para ellas, como es el Santuario de Fátima en Portugal.

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Sagrario decidió asistir con su hermano y su cuñada al santuario en 1991, pocas semanas después de que hiciera lo propio el Papa San Juan Pablo II. Sagrario y su familia siempre mostraron gran devoción por Karol Wojtyła. Desde que el Sumo Pontífice peregrinara hasta Fátima en 1982, un año más tarde de su intento de asesinato en el Vaticano, Sagrario tuvo interés en asistir al santuario portugués. Y es que cabe recordar, que el Santo Padre siempre atribuyó a la protección de la Virgen la salvación de su vida en el atentado.

Las fotos del santuario se perdieron

El sueño de Sagrario se vio cumplido hace casi treinta años, pero quedó incompleta ya que, tiempo después, una vez reveló las fotos de aquella experiencia única, estas se extraviaron: "Tantos años después siempre tuve claro que no había podido perderlas, porque yo vivo sola y soy muy cuidadosa con lo que tiro a la basura. Pero no había manera de encontrarlas".

La suerte de nuestra protagonista cambió en los últimos días cuando, por fin, logró dar con estas imágenes que para ella escondían recuerdos muy emotivos. Realmente, su objetivo no era buscar esas fotografías concretas, sino ordenar y revisar los más de cien álbumes de foto que Sagrario conserva entre sus muebles... y en un trastero que tiene en el sótano del edificio.

Todo cambió durante el confinamiento

Hasta el sótano se desplazó la alicantina para reunir todas las fotos: "Yo creo que hacía años que no bajaba al trastero, porque no he tenido necesidad, y mira tu por donde, había baúles que a mi ni me sonaban, y empecé a desempolvarlos todos para abrirlos". Del contenido de los baúles nada llamó la atención de Sagrario: alfombras antiguas, un ventilador destrozado, juguetes de cuando sus sobrinos eran pequeños... y un misterioso sobre con fotografías en el interior. ¿Imagináis lo que contenía dentro?

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Sagrario nunca entendió cómo habían llegado las fotos hasta ese baúl antiguo. En cualquier caso, nos cuenta cómo se emocionó: "Me puse a llorar como una tonta. Mi hermano murió hace ya unos años y aquel viaje a Fátima nos unió muchísimo. Mi cuñada también se emocionó mucho cuando se lo comenté. Estoy deseando que acabe el confinamiento para enseñárselas. Para mi son fotografías con mucho valor sentimental y que he recuperado después de más de veinte años".