Los andamios vuelven desde el 17 de abril a la Giralda de Sevilla para finalizar los trabajos de restauración
Las obras en la Cara Norte del edificio más emblemático de la capital hispalense pondrán fin a los trabajos que se iniciaron en 2017. Se prevé que concluyan en marzo de 2024
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El próximo lunes, 17 de abril, darán comienzo las obras de restauración de la Giralda de Sevilla, y que concluirán previsiblemente durante el primer trimestre del 2024. Concretamente se actuará sobre la Cara Norte de la emblemática torre hispalense, que da a la calle Alemanes.
Se trata de la cara de la Giralda que se encuentra en peor estado y, además, el trabajo incluiría una revisión del sistema de cogidas del cuerpo de campanas. Por contra, no está previsto recuperar las pinturas murales de San Leandro y San Isidoro que adornaron ese lado del monumento desde finales del siglo XVI y de las que quedan escasos vestigios que sí se mantendrán.
Unas obras que, como recuerda la archidiócesis de Sevilla, estaban planificadas para realizarse con anterioridad, pero el estallido de la pandemia obligó a alterar los planes iniciales. De esta manera, se continúa con los trabajos de restauración de la Giralda, iniciados en 2017 en la Cara Oeste y continuados en los años sucesivos en sus Caras Sur y Este.
Esta intervención no será la última en la Giralda, puesto que el Cabildo de la Catedral de Sevilla, dentro de su programa de mantenimiento preventivo, tiene también previsto actuar tanto en el interior del monumento como en su remate renacentista.
La intervención, que superará los 800.000 mil euros de inversión, se sufraga íntegramente con la visita cultural y está previsto que se desarrolle durante un periodo de tiempo de unos diez a once meses.
Una torre construida en periodo musulmán
La Giralda es el monumento más emblemático de la capital andaluza. La torre fue construida durante el periodo musulmán con la inspiración de la Mezquita Koutoubia de Marrakech, aunque la parte superior fue finalizada durante el periodo cristiano.
Cuenta la leyenda que cuando los musulmanes se vieron derrotados pidieron que la torre fuera derribada para que no cayera en manos cristianas, algo que incitaría a Alfonso X a conservarla para pasar a formar parte de la historia de la ciudad.