Pere Navarro, director de la DGT: "No estamos dispuestos a negociar el tráfico a cambio de vidas humanas"

Asegura haberse sentido muy cómodo en las Jornadas anuales que ha organizado a nivel nacional la Pastoral de la Carretera, este año en Ourense

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Pere Navarro en la Pastoral de la Carretera

Santiago Tedeschi Prades

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Pere Navarro, director general de Tráfico desde julio de 2018, estuvo presente en las Jornadas anuales de la Pastoral de la Carretera que se celebró en Ourense. El encuentro tuvo lugar del 17 al 20 de octubre y el tema, el mismo que encabezó la Jornada de Responsabilidad en el tráfico, “María se puso en camino” (Lc 1,39).

El Director General de la DGT ofreció la primera ponencia, “La seguridad vial actualmente en España” y entrevistado por ECCLESIA agradeció el trabajo “espléndido” de la Pastoral de la Carretera: “Fue un gusto participar en esta Jornada anual y me encontré especialmente cómodo”.

- Usted ha participado hace una semana en las Jornadas de Pastoral de la Carretera en Ourense. Unas jornadas que demuestran el interés de la Iglesia en temas tan importantes como la seguridad vial teniendo en cuenta las cifras de accidente y fallecidos, ¿cómo empezó esta colaboración con la Pastoral de la Carretera y qué resultados está dando?

La pastoral de la Carretera hace muchos años que trabaja por y para la seguridad vial y que colabora con la Dirección General de Tráfico.

Yo creo que hace un trabajo espléndido sobre todo con los conductores profesionales, y a partir de aquí surgió la posibilidad de participar en esta Jornada anual que hace la Pastoral de la Carretera y que organiza la CEE y la verdad que fue un gusto y me encontré especialmente cómodo.

- Estas Jornadas sirven también para trabajar juntos, la sociedad civil y la Iglesia. Y es algo que seguramente continuará también en el futuro...

Decía que me encontré muy cómodo porque la seguridad vial descansa en valores. En la carretera no estás solo, estás compartiendo la vía pública con otros y has de pensar en los demás. Hay unas normas que nos hemos dado entre todos para que aquello funcione: si cumplimos las normas todos salimos ganando, pero si impera el individualismo y el egoísmo, pues todos salen perdiendo. Hay un mensaje de ciudadanía, de comunidad, de sentido comunitario que yo creo que todos de alguna manera compartimos.

Luego es verdad que esto tiene un conste humano inmenso, de sufrimiento en los accidentes de tráfico. Al final el discurso y la política de seguridad vial descansa en poner en valor la vida humana, intentar cuidar y preservar la vida humana. Yo creo que son todos valores muy comunes que compartimos con la Iglesia.

Asimismo, es verdad que hay un discurso en seguridad vial que yo creo que es potente y que vale la pena compartir: los accidentes son evitables y no estamos dispuestos a negociar el tráfico a cambio de vidas humanas. Hay que priorizar la seguridad vial sobre cualquier otra consideración a la hora de gestionar el tráfico.

No hay una solución sola, no hay una bala de plata, hay que tomar medidas coherentes y perseverantes a lo largo del tiempo. Hay que sembrar y al final recoges los resultados.

- Usted ha dicho en las Jornadas que “tenemos normas y si todos las cumplimos puede funcionar, pero no lo hará si impera el individualismo y el egoísmo. Entonces todos salimos perdiendo”. ¿Cómo se puede revivir este sentido comunitario de la vida humana y darnos cuenta de que no somos células aisladas?

Las normas no son un capricho del Gobierno o de la DGT. Al ser muchos, compartiendo un espacio limitado como es la carretera, entre todos nos hemos dado unas normas para que aquello funcione de forma razonable con lo cual la importancia de cumplir las normas que entre todos nos hemos dado.

Vuelvo a repetir que tiene un sentido de comunidad, de compartir y bastante humanista porque al final en el centro están las vidas humanas.

Yo creo que fue un acierto colocar a las víctimas en el centro de la política de seguridad vial, darles voz y visibilidad. Ellos trabajan para que nunca nadie más pase por lo que ellos han pasado y ellos tienen toda la autoridad moral porque han pasado el drama y no es lo mismo que lo traslade cualquier autoridad a que ellos expliquen su experiencia en primera magnitud. Las víctimas son un elemento básico y fundamental de la política de seguridad vial.

- Y la Iglesia las recuerda además en una Jornada especialmente dedicada a ellos...

La celebramos el tercer domingo de noviembre y es el Día mundial de las Víctimas de Accidentes de Tráfico y las asociaciones de víctimas y las administraciones organizan actos en memoria de las víctimas, contra el olvido, para darles visibilidad.

Y aquí en Madrid organizamos una Misa en la que todo el sector, de una u otra forma, nos encontramos para dar visibilidad al tema de las víctimas y al drama que ocurre en la carretera.

- No sé si para el futuro hay un proyecto en marcha con la Pastoral de la Carretera o seguiréis trabajando como venís haciendo durante estos años

Nosotros les apoyamos y ellos nos apoyan: este es un largo viaje de largo recorrido y yo creo que es importante que se hable entre nosotros. Que seamos conscientes todos de la magnitud del drama que hay detrás de los accidentes de tráfico. Se trata de concienciar, se trata de dar sensibilidad y esto es lo que está haciendo la Pastoral de la Carretera y desde luego es lo que hacemos desde la DGT.

Hay un tema que creo que es fundamental: estar juntos. La palabra es juntos. Si cada uno va por su lado, no va. Y este es un país donde si los españoles trabajamos juntos, podemos hacer cosas sorprendentes. Y en seguridad vial, poco a poco, yo creo que vamos consiguiendo el remar todos juntos en la misma dirección: trabajar juntos por un objetivo compartido.

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