El último deseo de un pequeño argentino al que dio cumplimiento el Papa Francisco
El cáncer terminal de Tomasito le llevó al Cielo pero, antes, tenía un último deseo que quería cumplir
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
La historia de Tomasito comienza en Buenos Aires y concluye en la Ciudad del Vaticano. Sin embargo, no estamos hablando de un sacerdote o un cardenal. Hacemos referencia a un niño con cáncer terminal, cuyo último deseo, con solo once años, no es un viaje o una foto con un ídolo del deporte o el cine.
"Solo quiero una cosa, ser enterrado cerca del Papa en el Vaticano". Tomasito ya había coincidido con Jorge Bergoglio. Cuando todavía era arzobispo de Buenos Aires, le conoció por medio de su vicario general, Mons. Joaquín Mariano Sucunza. Y el cardenal Bergoglio, que se convirtió en Papa, cumplió su deseo. Dos años después de su muerte, en 2013, cuando fue elegido sucesor de Pedro, una pequeña urna con las cenizas del niño llegaron al Vaticano para ser enterradas en el Cementerio Teutónico, dentro de los muros vaticanos, donde una vez estuvo el llamado Circo de Nerón, lugar de martirio de muchos de los primeros cristianos, y que posteriormente pasó a ser propiedad de una fundación alemana.
La conversión de los padres
"Es un testimonio muy bonito", explicó el Papa Francisco, confirmando el entierro en el Vaticano y definiendo la vida de Tomasito como una "fuente de amor y de calor". El Papa Francisco recuerda a Tomasito como un niño lleno de vida, de compromiso con el Señor, con un corazón bueno y generoso en el que crece el amor por Jesús. Tomasito es como una pequeña planta regada por la fe, sus hojas acarician la vida de sus padres que, al contrario, estaban lejos de Dios pero que gracias a él se unieron en matrimonio, casándose por la iglesia. “Su actitud de piedad convirtió a sus padres" comentó el Papa Francisco.
"Se preparó para morir"
"Se preparó para morir": el Papa continuó recordando Tomasito y su increíble fuerza de voluntad: "¿Qué te gustaría hacer o tener?": es la pregunta desesperada que los padres, en 2013, le hicieron a Tomasito. Él, sin dudar, responde: "Solo quiero una cosa: ser enterrado cerca del Papa en el Vaticano".
"Las cenizas descansan donde él quería"
El Sumo Pontífice escribió en el periódico católico italiano Avvenire, en el que se comprometía a cumplir esta última voluntad de Tomasito. Y así sucedió. Hoy "la caja con sus cenizas - revelaba el Papa - descansa donde él quería. Su madre vino a verlo: cuando nació otro hijo, lo trajo aquí, a ver a su hermano pequeñito".
Incluso su tía, que tanto le habló sobre la figura del cardenal Jorge Mario Bergoglio, cruzó el océano dos veces para pasar tiempo con su nieto. Seguro que es bueno para el Papa y para aquellos que conocen la historia de Tomasito saber que tienen a este pequeño ángel junto a ellos, un ligero aliento de vida y un tierno abrazo de amor. El autor de la historia, el vaticanista Domenico Agasso, dijo que los restos de Tomasito se encuentran debajo de una lápida, “a ras de la tierra”.