Los obispos japoneses manifiestan su protesta por el vertido del agua de Fukushima: "Un acto atroz"
"El gobierno debería escuchar con humildad las protestas de los habitantes locales, de los pescadores de Asia Oriental, de los isleños del Pacífico", afirman los obispos
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La Iglesia católica japonesa ha reiterado en un comunicado difundido recientemente por la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal su oposición a la decisión del gobierno de Kishida de verter en el océano el agua utilizada para enfriar el núcleo de la central nuclear de Fukushima, que quedó fuera de control tras el accidente de 2011.
La operación, anunciada desde hace tiempo, comenzó el pasado miércoles y, a pesar de las garantías del gobierno de Tokio - avaladas por la Agencia Atómica Internacional (OIEA) -, está provocando fuertes protestas en muchas partes de la región Asia-Pacífico.
TEPCO - la empresa que explota la central - anunció los primeros datos sobre las muestras de agua tomadas en 10 lugares diferentes a una distancia de 3 kilómetros de la central de Fukushima, que no detectarían cantidades significativas de tritio, el radionucleido que no se puede eliminar ni siquiera con el tratamiento al que fueron sometidas las aguas de refrigeración de la planta.
Pero precisamente estas garantías son fuertemente cuestionadas por algunas voces de la sociedad civil japonesa, entre ellas la Iglesia católica, que ya se había pronunciado al respecto hace dos años con un documento firmado conjuntamente con los obispos de Corea del Sur.
La nota de la Comisión Justicia y Paz lleva la firma de sus responsables, el presidente, monseñor Wayne Francis Berndt, obispo de Naha, y el secretario, Edgar Gacutan, obispo de Sendai. Los obispos manifiestan su "firme protesta" contra la decisión de liberar lo que se denomina "agua depurada".
"El gobierno debería escuchar con humildad las protestas de los habitantes locales, de los pescadores de Asia Oriental, de los isleños del Pacífico y de otras personas dentro y fuera del país", afirman, entrando incluso en detalles sobre las cuestiones planteadas.
"El gobierno - prosigue la nota - dice que el tritio, un radionúclido contenido en el agua tratada de la central nuclear de Fukushima Daiichi de TEPCO, existe en la naturaleza y es emitido por todas las centrales nucleares en funcionamiento, no sólo por la de Fukushima Daiichi. Sin embargo, se ha señalado que el tritio que ingresa en el cuerpo de los organismos vivos es absorbido por las células y permanece durante mucho tiempo. Se acumula y se concentra en la cadena alimentaria. Por lo tanto, el tritio no debería liberarse en el océano por ningún motivo".
Los obispos también subrayan la especificidad de estas aguas con respecto a las de otras centrales, porque en Fukushima "entraron en contacto directo con restos de combustible fundido" debido al accidente.
“Todas las destrucciones del medio ambiente son un problema que deriva de nuestra negligencia de creer que una cierta cantidad es tolerable. Nuestra decisión de no permitir nunca este acto atroz es una cuestión de ética y de responsabilidad para con la tierra del mañana y los niños del futuro. La Iglesia Católica cree que este mundo ha sido creado por Dios para ser extraordinariamente bueno. Todo lo que Dios ha creado está conectado y se necesita mutuamente. Como custodios de esta conexión, nosotros, el Consejo Católico de Japón para la Justicia y la Paz, protestamos enérgicamente contra la liberación de agua tratada al océano por parte del gobierno", concluye la nota.