35 años de la encíclica de Juan Pablo II en la que resaltaba la importancia de la Virgen en la Iglesia

Fue el 25 de marzo de 1987 cuando el Papa polaco firmó la encíclica 'Redemptoris Mater' sobre la 'bienaventurada Virgen María en la vida de la Iglesia peregrina'

35 años de la encíclica de Juan Pablo II en la que resaltaba la importancia de la Virgen en la Iglesia

Redacción Religión

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Este viernes, 25 de marzo, el Papa Francisco consagrará a Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María. Una fecha señalada a la que se sumará toda la Iglesia Universal. Y coincidiendo con esta fecha que pasará a la historia, se cumplen 35 años desde que Juan Pablo II publicara su encíclica 'Redemptoris Mater', sobre la 'bienaventurada Virgen María en la vida de la Iglesia peregrina'.

Y es que como explicaba el Santo Padre polaco en el documento, la Madre del Redentor “tiene un lugar preciso en el plan de la salvación, porque al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, para que recibieran la filiación adoptiva”, escribió al inicio de su encíclica publicada el 25 de marzo de 1987.

El documento pontificio está dividido en tres partes: María en el Misterio de Cristo, La Madre de Dios en el centro de la Iglesia Peregrina; y Mediación Materna. ¿Cuáles son los mensajes de 'Redemptoris Mater' en el que Karol Wojty?a explica la importancia de la Madre de Jesucristo en la vida de la Iglesia?

Para quien fue el obispo de Roma entre 1978 y 2005, la Virgen María tiene un papel crucial en la vida de la Iglesia y el mundo: “En este tiempo de vela María, por medio de la misma fe que la hizo bienaventurada especialmente desde el momento de la anunciación, está presente en la misión y en la obra de la Iglesia que introduce en el mundo el Reino de su Hijo”.

Asimismo, Juan Pablo II resaltaba que la Virgen María "posee un amplio radio de acción; por medio de la fe y la piedad de los fieles, por medio de las tradiciones de las familias cristianas o ‘iglesias domésticas’, de las comunidades parroquiales y misioneras, de los institutos religiosos, de las diócesis, por medio de la fuerza atractiva e irradiadora de los grandes santuarios, en los que no solo los individuos o grupos locales, sino a veces naciones enteras y continentes, buscan el encuentro con la Madre del Señor, con la que es bienaventurada porque ha creído; es la primera entre los creyentes y por esto se ha convertido en Madre del Emmanuel”.

El Papa 'peregrino' destacó que “este es el mensaje de la tierra de Palestina, patria espiritual de todos los cristianos, al ser patria del Salvador del mundo y de su Madre. Este es el mensaje de tantos templos que en Roma y en el mundo entero la fe cristiana ha levantado a lo largo de los siglos”.

En este sentido, Juan Pablo II expresó que “tal vez se podría hablar de una específica geografía de la fe y de la piedad mariana, que abarca todos estos lugares de especial peregrinación del Pueblo de Dios, el cual busca el encuentro con la Madre de Dios para hallar, en el ámbito de la materna presencia de ‘la que ha creído’, la consolidación de la propia fe”.

“Este espacio –aseguró San Juan Pablo II– subsiste en la Iglesia, que es en Cristo como ‘un sacramento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano’”.

San Juan Pablo II fue un gran enamorado de la Virgen María, a quien le dedicó su lema pontificio: 'Totus Tuus' ('Todo tuyo'). Además, el Papa polaco siempre agradeció a la Virgen María, en su advocación de Fátima, por haber sobrevivido al atentado que sufrió el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro.

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