Peter Michiaki es nombrado arzobispo de Nagasaki, ciudad en la que los cristianos han sido muy perseguidos
El Papa acepta la renuncia de Joseph Mitsuaki tras cumplir 75 años de edad. Francisco visitó en 2019 el espacio de Nagasaki donde estalló la bomba atómica el 9 de agosto de 1945
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El Papa Francisco ha nombrado como nuevo arzobispo de Nagasaki, en Japón, Peter Michiaki Nakamura. De esta manera, el Pontífice ha aceptado la renuncia de Joseph Mitsuaki, que presentó su renuncia al obispo de Roma tras cumplir los 75 años de edad.
Michiaki Nakamura, que hasta ahora era obispo auxiliar de Nagasaki,nació el 21 de marzo de 1962. Fue ordenado sacerdote cuando tenía 25 años, el 19 de marzo de 1988, en el día en que la Iglesia celebra la fiesta de San José. Fue designado obispo auxiliar de Nagasaki el 31 de mayo de 2019, a los 57 años de edad, recibiendo el título de Obispo Titular de Fesseé.
Nagasaki es una de las ciudades de Japón donde cayó la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial, el 9 de agosto de 1945. Un territorio que Francisco visitó en noviembre de 2019, donde pidió rezar “por la conversión de las conciencias y por el triunfo de una cultura de la vida, de la reconciliación y de la fraternidad”.
“Con el convencimiento de que un mundo sin armas nucleares es posible y necesario, pido a los li?deres poli?ticos que no se olviden de que las mismas no nos defienden de las amenazas a la seguridad nacional e internacional de nuestro tiempo”, alentó entonces el Santo Padre.
El 9 de agosto de 1945, la bomba atómica en la ciudad nipona supuso la muerte de miles de civiles. Se estima que el lanzamiento de la bomba (‘Fat Man’) supuso la muerte de dos tercios de la comunidad católica en Nagasaki. En un primer momento, los mandos militares estadounidenses planificaron hacer estallar la bomba en Kokura, pero las inclemencias meteorológicas hicieron que cambiaran sus planes, optando por Nagasaki.
Se estima que fallecieron unas 75.000 personas en el momento en el que la aviación americana lanzó la bomba, duplicando esta cifra al día siguiente como consecuencia de las heridas que provocaron la radiación.
Las persecuciones que ha sufrido la comunidad católica de Nagasaki en su historia
De esta manera, la comunidad católica de esta zona de Japón vivió un nuevo episodio oscuro en su historia. Una religión que desde el siglo XVI es importante en el país asiático, gracias al impulso de los jesuitas y franciscanos.
Desde su implantación en Nagasaki, la persecución fue la tónica. Tal y como se recoge en el ‘Manual de historia de las misiones católicas’ de Giuseppe Schmidlin, tres volúmenes publicados en Milán en 1929, el 5 de febrero de 1597 la comunidad contaba ya con un total de 36 mártires que dieron su vida por Cristo, de los cuales seis eran misioneros franciscanos, tres jesuitas japoneses y 26 laicos), todos ellos canonizados por el Papa Pío IX en 1862.
Años más tarde, en 1637, fueron asesinados unos 35.000 cristianos como consecuencia de dichas persecuciones. Después la joven comunidad vive separada del resto de la catolicidad y sin sacerdotes, aunque no llegaron a extinguirse.
En 1865, el Padre Petitjean descubre esta ‘Iglesia clandestina’, que se le dio a conocer después de haberse asegurado que él era célibe, que era devoto de María y que obedece al Papa de Roma; y así la vida sacramental puede retomarse regularmente.
Casi veinte años después, en 1889 se proclama en Japón la plena libertad religiosa, dando lugar dos años más tarde al nacimiento de la diócesis de Nagasaki. Se estima que, en 1929, dos tercios de los católicos que había en Japón se encontraban en Nagasaki (Unos 65.000).