Un lugar en el mundo

Un lugar en el mundo

Jesús de las Heras

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Un lugar en el mundo

In memoriam Juan Antonio Martínez Gómez-Gordo,

quien hizo de Sigüenza, y Sigüenza hizo de él, su lugar en el mundo

"Un lugar en el mundo" es un título de una hermosa película hispano argentina de 1992, dirigida por Adolfo Aristarain y protagonizada por Federico Lupi, José Sacristán y Cecilia Roth. El protagonista del filme, después de dar numerosas vueltas por la vida y por el mundo, al final regresa a su remota Pampa natal y, a pesar de las dificultades y precariedades que encuentra en ella y precisamente por ellas, decide quedarse para siempre en este lugar, su lugar en el mundo.

Con 34 años de edad, en el alba de una prometedora carrera como médico especializado en Pediatría, el madrileño, de origen extremeño, Juan Antonio Martínez Gómez-Gordo recaló en Sigüenza. Venía tras su esposa, María Pilar, de origen gallego maestra parvulista que había sido destinada a esta ciudad, y sus dos niños pequeños. Pronto Juan Antonio se enamoró de Sigüenza y poco a poco, más lentamente quizás, Sigüenza se enamoró de él. Y ambos, el puericultor y la ciudad, se unieron, se fusionaron para siempre.

Nunca le han faltado a Sigüenza escritores, cronistas e historiadores que cantaran sus loas y bellezas. Pero tal vez necesita Sigüenza de alguien que la divulgara, la pusiera más en el mapa y, aunando quehacer profesional con devoción cultural, se desposara con ella. Y durante medio siglo, este audaz, emprendedor e innovador puericultor se consagró, como pocos, a Sigüenza. Y Juan Antonio la escribió, la glosó, la pintó, la divulgó, la editó y hasta la radió, y estableció en ella su lugar en el mundo. El suyo y el de los suyos.

En la última media docena de años, quien poseyó una memoria prodigiosa, quien escribía y hablaba sin cesar y sin papeles, quien amaba como pocos su lugar en el mundo, contrajo esa enfermedad, tan tristemente de moda, como es la enfermedad del olvido, el espantoso y letal Alheilmer, que en la gélida y otoñal atardecida de anteayer, miércoles 27 de noviembre, acabó con su vida y lo dejó ya para siempre en Sigüenza, su lugar en el mundo.

Juan Antonio Martínez Gómez-Gordo lo fue todo o casi todo en Sigüenza: concejal, teniente de alcalde, el primer alcalde de la democracia, diputado provincial de Cultura, médico público, médico privado, promotor de iniciativas culturales por doquier y hasta de asociaciones gastronómicas, católico, apostólico y romano, fiel a los chatos al final de la mañanas en los bares de ciudad junto a su cuadrilla de amigos -casi todos, ya como él, desaparecidos-, esposo, padre, abuelo, amigo, paisano? No fue perfecto, lo cual lo hizo más humano, ni siempre le acompañó el mismo fervor popular de los últimos años y que ahora le acompañará hasta su última morada. Pero fue fiel, leal, sincero, generoso y apasionado con el lugar y con los lugareños.

Descansa en paz, maestro y amigo Juan Antonio. Sin tu "Sigüenza. Arte, historia, folclore" de 1978, nada sería igual. Y un servidor y otros muchos quizás no habríamos aprendido a conocer y a amar tanto a una ciudad como esta y hacer de ella, como hiciste tú, más allá de donde vivamos y de donde estemos, nuestro lugar en el mundo. Gracias, Juan Antonio. Descansa en paz.

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