"La pregunta es: ¿Señor qué quieres de mí?"

En su segunda colaboración, Jóvenes Católicos ha entrevistado a Francisco Cerro, Obispo de Coria-Cáceres. 

Jóvenes católicos con Francisco Cerro, Obispo de Coria-Cáceres

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Hace unos días teníamos la gran suerte de poder entrevistar a Mons. Escribano Subías, Obispo de Calahorra y la Calzada-Logroño, miembro del próximo Sínodo de los Obispo sobre los Jóvenes y discernimiento vocacional. Pues hoy tenemos la gran oportunidad de entrevistar a Mons. Francisco Cerro, Obispo de Cáceres-Coria.

Antes de entrar a algunas cuestiones del Sínodo de los Jóvenes, Mons. Cerro, es usted uno de los Obispos más activo en las Redes Sociales, ¿Qué piensa de ellas cara a la nueva evangelización?

Estoy plenamente convencido de que hay que estar en las redes sociales como una apuesta  clara y decidida por la Evangelización, por escuchar y ofrecer lo que el Evangelio llama “ser sal de la tierra y luz del mundo.

Uno de los grandes retos de la Iglesia y especialmente en España es volver a conectar con los jóvenes. Muchos de ellos dicen que la Iglesia nos les escucha. En su opinión, ¿Por qué? Y ¿cómo puede la Iglesia escuchar hoy a los jóvenes?

El Papa Francisco ha promovido, desde el principio, una Iglesia en salida, que no solo espera a que vengan, sino que provoca el diálogo escuchando a los que todavía buscan y están convencidos del atractivo que sigue teniendo Jesús para los jóvenes. Muchos de los que parece que ya no les interesa para nada lo que dice el Evangelio o la Iglesia, cuando se encuentran con cristianos que escuchan hasta el final, en muchas ocasiones se abren a los caminos y se plantean las grandes  preguntas de la vida, teniendo en el horizonte al Dios con corazón humano.

¿Piensa que este Sínodo es una oportunidad para volver acercar la Iglesia a los jóvenes?

Estoy plenamente convencido de lo oportuno y necesario de la convocatoria del Sínodo por parte del Papa Francisco. Primero, porque está en la línea de todo lo que el Papa siempre nos recuerda, la necesidad de ser acompañados en el camino de la vida cristiana. Esto, lleva consigo la gran pregunta vocacional: ¿Señor, que quieres de mí? Esa pregunta vocacional exige  un discernimiento, un seguimiento, para que humildemente elijamos cumplir Su voluntad para ser inmensamente felices. Muchos jóvenes se acercan a la Iglesia si antes nosotros nos acercamos a ellos y escuchamos, hasta el final, sus grandes búsquedas.

En el Instrumentum Laboris del Sínodo los jóvenes se quejan de que por la precariedad de la situación laboral han dejado de soñar, ¿Piensa que los jóvenes han dejado de Soñar con Jesús y con los retos de la Iglesia?

Hemos celebrado en estos días la Jornada del Trabajo Decente. Es verdad que la precariedad y no tener un trabajo decente y, también, el paro puro y duro de la realidad, frustra muchas de sus esperanzas y sueños. Estoy convencido de que Jesús tiene siempre algo que decir a los que ya no sueñan o se instalan en la queja de la frustración. Como bien dice el Papa Francisco, “hay que soñar que otro mundo es posible“.

La experiencia que tenemos en Jóvenes Católicos es que cuando los jóvenes adquieren protagonismos y participación en la vida de la Iglesia se integran y tienen un fuerte dinamismo apostólico ¿Cómo pueden participar y ser más protagonistas?

Cada vez llego más al convencimiento de que los protagonistas de la evangelización de los jóvenes tiene que ser los propios jóvenes y que dándoles protagonismo y contando con ellos cambia la realidad porque sienten como suya la parroquia, su Comunidad, su Diócesis. Hay que ilusionar allí donde se está, hay que crecer donde nos siembran. Para tener éxito en la evangelización la confianza de unos y otros es clave en la Pastoral Juvenil.

Otro de los otros grandes desafíos de este Sínodo es ayudar al discernimiento vocacional, ¿Podría narrarnos, en primer lugar, su vocación?

Mi vocación se inicia con el encuentro con Jesús, como una experiencia viva en unos Ejercicios Espirituales. Tenía catorce años y me cambió la vida. Fue Jesús y el acompañamiento de un sabio y santo sacerdote lo que me hizo hacerme la pregunta ¿Señor, qué quiere de mí? A lo que respondí con la entrega de mi vida al servicio de la Iglesia y de los pobres. Por todo ello me siento una persona inmensamente feliz.

Mons. Cerro, ¿Cómo se puede ayudar a los jóvenes a que descubran su vocación y sean valientes para dar el paso?

Para ayudar a descubrir la vocación, antes que nada es necesario ayudar a que se dé el encuentro con Jesús y este encuentro, siendo acompañado, es lo que dará la posibilidad de la pregunta: ¿Señor, que quieres de mí? Dios, sigue llamando lo que hay es que suscitar la respuesta.

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