La otra joya de Ávila: la Basílica de San Vicente

Ávila, la ciudad vinculada por excelencia a Santa Teresa de Jesús, también cuenta con una iglesia que aunque no está vinculada a esta santa guarda un gran encanto: la Basílica de San Vicente. Un templo que se podría considerar como un ejemplo de la arquitectura románica del país. Nuestra colaboradora abulense, Auxi Rueda, nos ha contado todos los misterios que esconde este tesoro castellano.

En 'Patrimonio de la fe: Ávila' de cope.es, te contamos que la gran curiosidad de esta iglesia es que, allí se encuentran los restos de los mártires Vicente, Sabina y Cristeta. Los tres fueron martirizados durante el mandato del emperador romano Diocleciano. Esto se debió a que, como nos cuenta Auxi Rueda: "Se negaron a rendir pleitesía a los dioses romanos".

Los mártires fueron enterrados en una roca, en dónde se construyó una basílica sobre sus tumbas. En el año 1062, sus restos fueron llevados al monasterio de San Pedro de Arlanza en Burgos. Y años más tarde, regresaron a Ávila. Fue en 1175, en ese momento se inció la construcción de la basílica. La Virgen de la Soterraña, patrona de la ciudad, también está enterrada en la Basílica de San Vicente.

La rosa juradera

En el interior, llama la atención el cenotafio de los mártires, llamado "La rosa juradera". Según explica Auxi Rueda: "Es uno de los lugares de juicio de la Corona de Castilla en la Eda Media. Los juicios eran aquí y fueron abolidos por los Reyes Católicos". Cuenta la leyenda que: "quién juraba en falso" al situar su mano dentro "se quedaba paralizado".

Además, la Basílica de San Vicente cuenta con un gran valor arquitectónico: "Es una de las joyas que tiene Ávila. Aunque tira mucho la figura de Santa Teresa y la ruta teresiana" nuestra colaboradora señala que "es una de las joyas que tenemos y de noche es espectular".