San Cayetano, flor de una Iglesia Viva
Madrid - Publicado el
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En cada etapa de la historia Dios va suscitando los carismas que afiancen ese momento concreto. Hoy celebramos a San Cayetano, cuya fundación es un espaldarazo a la Iglesia en esos momentos de la Reforma y la Contrarreforma. Nacido en Vicenza, Italia, en el año 1480, su padre murió muy temprano, por lo que la madre se encargó de dar una esmerada educación cristiana a él y sus hermanos.
Estudiante en Padua, se especializó tanto en Teología como en Derecho Civil y Canónico. Fue durante un tiempo senador en su tierra natal, cargo que abandonó, al sentir que la Providencia le llamaba al sacerdocio, ordenándose después de morir el Papa Julio II, del que fue su secretario en Roma. Tras la ordenación, funda en la Ciudad Eterna “La Cofradía del Amor Divino”, dedicados a promover la Gloria de Dios.
Es algo que complementará Cayetano cuando ingresa en el Oratorio de San Jerónimo, ayudando a los pobres, sin importarle las críticas recibidas. Posteriormente funda otro Oratorio en Verona, asistiendo a los enfermos del hospital. Su amor a la Eucaristía fue el impulso en su vida espiritual y apostólica, fundando los Teatinos, que obtuvieron la aprobación del Papa Clemente VII, con no pocas dificultades.
Pasado el tiempo, Cayetano enferma, ofreciendo su vida al Señor con grandes sacrificios, hasta que muere en 1547, siendo canonizado tres décadas después. Tras morir San Cayetano, el teatino Carafa, que fue uno de los principales baluartes en la Fundación de la Orden, es elegido Pontífice con el nombre de Pablo IV, impulsando grandes reformas desde el Concilio de Trento. Su memoria perdura, sobre todo, en Italia y Argentina. En Madrid conforma una de las fiestas más castizas.