Santa Sara, abadesa y fortaleza de Dios

Santa Sara, abadesa y fortaleza de Dios

Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el

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Existen Santos cuya vida ha quedado en el anonimato porque ellos no se han dado más importancia que la de cumplir lo que estaba previsto. Así han alcanzado el camino de perfección. Esto es lo que le sucedió a Santa Sara cuya festividad conmemoramos hoy, 13 de julio. Su vida trancurre en el siglo IV. No hay muchas noticias de ella, aunque el Libro de las antiguas órdenes monásticas del Carmelo la cita como abadesa.

Su primer Monasterio en el que fue superiora era el de Santa María de Jerusalén. Poco después, San Cirilo de Alejandría fundó un Monasterio en Egipto. La Virgen se lo había pedido cuando se le apareció. Y es que este Padre de la Iglesia había tenido parte en la Proclamación del Dogma de la Maternidad Divina de María. Allí fue destinada también por la Providencia Sara de Abadesa, a la vera del río Nilo.

Durante todo este periodo se caracterizó por su espíritu de mortificación ante las tentaciones y dificultades que venían. Más crónicas le proponen como sucesora de Santa Romana. No faltaron las dificultades, por lo que ella se sintió confortada como San Pablo cuando resaltaba que un emisario de Satanás le apaleaba y cuando oró a Dios pidiéndole que apartase de esa situación, le comentó: “te basta mi Gracia”.

Ella dio entrada a Santa Eufrasia tras un tiempo de pruebas. Un día tuvo la visión donde veía a esta Santa abrazar al Señor y precederla a ella en el camino hacia la Santidad. Aunque le costó perder en esta vida a esa mujer, sintió la paz del Cielo que le preparaba para su encuentro definitivo con Cristo. Santa Sara nunca ha tenido un culto especial en la Orden Carmelitana, pero las Rúbricas del Carmelo atestiguan su existencia y Santidad.

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