Antonio Jiménez: "¿Qué pretende Sánchez? Pues no tener contrapesos democráticos"
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El Gobierno de Pedro Sánchez va camino de convertirse en el peor Gobierno de Europa en la forma de gestionar la crisis. Ya lo está siendo: en la primera fase de esta crisis, ya fue el peor, sin duda alguna, y lo demostraron los hechos, y lo demuestran los datos. Ahora, en esta segunda ola, ya se ha convertido, probablemente también, en el Gobierno menos eficaz y en el más confuso a la hora de intentar paliar los efectos de esta segunda ola del virus.
Lo ha dicho Felipe González: lo que está haciendo Sánchez es una puñetera locura, delegando en las Comunidades Autónomas su responsabilidad como presidente del Gobierno de España a la hora de afrontar de forma unánime y común la crisis. Sánchez se lava las manos y deja en manos de las Comunidades Autónomas que se tomen todas las medidas. Él lo único que hace, por cierto, es decretar el estado de alarma. Y a partir de ahí, una vez decretado el estado de alarma, que sean las Comunidades las que digan qué hacen en cada uno de sus territorios en función de la movilidad, las restricciones, los horarios... Pero de esa forma se lava las manos.
Y le pasa la patata caliente (esta patata que está quemando y, además, está costando vidas humanas) a los distintos gobiernos autonómicos. No solamente se quita de en medio con ese estado de alarma: es que lo que pretende es no responder ni siquiera al Parlamento. Había pedido seis meses de estado de alarma, que se lo prorrogara el Parlamento. De tal forma que no tendría que dar cuentas durante ese tiempo.
Bueno, pues ahora ya parece que se compromete a que dentro de dos meses, él vaya (si se lo aprueban mañana) al Parlamento para que prorrogarlo de nuevo. ¿Qué pretende Sánchez? Pues no tener contrapesos democráticos. No tener ninguna posibilidad de que se le haga crítica y reproches a su gestión durante seis meses. Eso es lo que está pretendiendo. Y colar de Matute todo aquello que le dé la gana. Aprovechando precisamente el estado de alarma.
Pero es tremendo, como decimos. Porque vemos el ejemplo de Francia. Macron ha salido en televisión y ha dicho que todos los franceses tienen que confinarse de nuevo, como en la primera fase de la ola del virus. Confinamientos en casa: sólo salir por motivos excepcionales y justificados.
En Alemania, Merkel ha tomado también las riendas de la situación y ha ordenado un confinamiento más suave, pero que implica el cierre de todos los bares, restaurantes, ocio, teatros, cines, fútbol... Menos colegios y comercios. Todo lo demás cerrado durante un mes, a ver si así se salva la campaña de Navidad en Alemania. Ese es el objetivo de Merkel: se hacen cosas y se deciden medidas en función de objetivos.
Aquí en España no: aquí el señor Sánchez apuesta por seis meses de estado de alarma, porque probablemente a él le conviene y le viene bien para gobernar sin ningún contrapeso democrático a su gestión. Y es lo que ha hecho. Y luego delega en las Comunidades Autónomas. Y esto va cada vez peor. Es una desgracia enorme la que tenemos.