El exjefe de Maduro cuando era chófer, en 'El Cascabel': "Faltaba al trabajo y no era nada responsable"
David Vallenilla fue jefe de Maduro cuando trabajaba en la empresa de autobuses de Caracas, en 1992
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David Vallenilla era responsable de las relaciones laborales del Metro de Caracas cuando fue jefe de Nicolás Maduro, quien trabajaba como conductor de autobuses en la ciudad. El sistema de transporte de buses lo gestionaba la misma empresa que el subterráneo, explica Vallenilla, quien cuenta que Maduro ingresó en el año 1992 y él era su supervisor inmediato.
“La relación que existió entre nosotros fue estrictamente laboral. Para mí era un operador más, un conductor, una persona que faltaba mucho a su trabajo, nada responsable, iba bajo el argumento de que era un delegado sindical. Eso afectaba notablemente las operaciones comerciales”.
Sin embargo, el ahora exiliado en España asegura no entender cómo “una persona que no es considerada por muchos países como presidente le pueden llamar así. Es paradójico. A un dictador no se le puede llamar presidente, un responsable de delitos contra la humanidad, está en la Corte Penal Internacional. Se le podrá llamar dictador o asesino, no presidente. Eso nunca lo he entendido”.
"A un dictador no se le puede llamar presidente, es responsable de delitos contra la humanidad"
David Vallenilla explica que conoció a Maduro “mucho y de cerca, él incluso conoció a mi hijo que posteriormente me lo asesinó”. Y es que el hijo de Vallenilla murió tras sufrir un disparo de un militar en una protesta pacífica a la que acudió después de salir de trabajar.
“Mi hijo era enfermero, graduado haciendo una especialización, español porque su madre es española”, explica. “Fue un día a protestar, salió de la clínica, y estando en la protesta cívica haciendo valer sus derechos, un militar le disparó a través de una reja causándole la muerte casi instantáneamente. En unas declaraciones, Maduro argumentó que eso se trataba de un ataque a una base militar, a un joven con una mochila en la que llevaba un envase con su último almuerzo vacío. Es un cobarde”.
Las imágenes fueron captadas por los medios y, tras la denuncia pública y llevarlo a la Corte Penal Internacional, donde ha sido admitida, Vallenilla vive en España como exiliado, llegó a pedir el asilo político aunque no se le ha concedido.
“En España me dieron residencia por razones humanitarias, no me dieron asilo, fue denegado y no hice apelación. Mi objetivo principal es llegar a la Corte Penal Internacional, aquí lucho para seguir adelante en la vida. Es una oportunidad. La denuncia recoge todos los casos que ha habido de crímenes en Venezuela, incluido el de mi hijo, el siguiente paso según el Estatuto de Roma es que se determine si ha habido Justicia en Venezuela, lo cual no es posible porque el Estado ha sido el responsable”, explica.