El Despacho Oval de Joe Biden: nuevos bustos y fuera el botón rojo
"El Despacho Oval es la oficina privada del presidente y le corresponde a él decorarla como desee" con esta frase la Casa Blanca zanjó ya una polémica sobre su decoración con Obama
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Sin duda el Despacho Oval es la oficina presidencial más conocida del mundo y la que más interés despierta por las grandes y trascendentales decisiones que se han tomado entre sus ovaladas paredes.
Se conoce al detalle cada centímetro de esta estancia situada al oeste de la Casa Blanca que cuenta con una chimenea para los rigores del invierno de Washington y tres ventanas situadas detrás del famoso escritorio Resolute, regalo de la Reina Victoria al 19º presidente de los Estados Unidos, Rutherford B. Hayes, en 1880.
Lo primero que hace, cada cuatro años, el nuevo inquilino de la Casa Blanca es ocupar el Despacho Oval y como va a pasar muchas horas en él, suele decorarlo a su gusto porque pese a ser la habitación más fotografiada es "la oficina privada del presidente y le corresponde a él decorarla como desee". Así zanjó el portavoz del presidente Obama la polémica que creó su decisión de retirar el busto de Winston Churchill del despacho Oval, una polémica que casi llega al conflicto diplomático con el entonces alcalde de Londres, Boris Johnson, hoy primer ministro británico.
El busto de Churchill regresó al mismo sitio del que le quitó Obama cuando Donald Trump se convirtió en el 45º presidente. Esta escultura no fue lo único que movieron de lugar los antecesores de Joe Biden que también ha tomado decisiones sobre la decoración del ahora su despacho nada más entrar en él como 46º presidente de los EE.UU.
El Despacho Oval de Joe Biden
Uno de los primeros objetos que Biden ha hecho no solo retirar sino desaparecer, ha sido el botón rojo que siempre se podía ver al lado de los teléfonos del escritorio en las fotos de Trump.
Realmente daba cierto miedo ese botón del que todo el mundo creía ponía en funcionamiento los misiles nucleares. Pues desilusión total, solo servía para que uno de los sirvientes de la Casa Blanca llevara al presidente una famosa bebida refrescante y gaseosa. Biden también es muy aficionado a este refresco, pero ha decidido no tener el botón rojo encima de la mesa.
Al margen de este, al parecer insignificante, detalle, como el cambio de la alfombra -de la clara que puso Trump a la azul rescatada del trastero de la Casa Blanca-, Joe Biden ha removido la decoración del Despacho Oval y ahí si hay mucha simbología.
De lo menos trascendental están las cortinas, esas doradas que puso el anterior inquilino y que van a ser cambiadas, pero aún no ha dado tiempo. Junto a las cortinas hay nuevas banderas, Biden ha sustituido las banderas de las órdenes militares puestas por Trump por una insignia de Estados Unidos y otra con el sello presidencial. Y justo delante de las ventanas del despacho y detrás del escritorio aparecen ya fotos familiares de Biden que están alrededor del busto de César Chávez, lider sindical campesino y activista por los derechos civiles.
Encima de la chimenea siempre han estado los retratos presidenciales donde ahora se puede ver el de Franklin Delano Roosvelt, al que también le tocó ponerse al frente del país en circunstancias difíciles, en la Gran Depresión.
Desde el miércoles, el retrato de Benjamin Franklin sustituye al del populista Andrew Jackson. Joe Biden quiere dejar claro que está comprometido con la ciencia.
El primer ministro británico no va a estar muy feliz con la decisión de Biden de volver a retirar el busto de Sir Winston Churchill del Despacho Oval. Se van unos y entran otros, entre los nuevos que ha puesto el presidente Biden están los de Abraham Lincoln, la exprimera dama Eleanor Roosvelt, Martin Luther King y Rosa Parks, con los que quiere significarse con la lucha por los derechos civiles.
Y entre los detalles curiosos, sin duda, el importante lugar que ocupa una roca lunar traída por una de las expediciones de la NASA a la Luna.
Estos son los primeros cambios que iremos estudiando, sobre todo por los expertos en simbología política, en los próximos meses. Ahora nos queda ver cómo serán las cortinas que sustituyan a las psicodélicas doradas, también nos darán pistas del gusto de la primera dama, Jill Biden.