Biden autoriza el suministro de minas antipersona a Ucrania para frenar el avance de las fuerzas rusas

The Washington Post adelanta que Estados Unidos enviará este armamento prohibido por los países firmantes del Tratado de Ottawa, incluidos los miembros de la Unión Europea y el país norteamericano

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, participa en el Diálogo Informal de Jefes de Estado y de Gobierno de la APEC en la Comunidad Económica

DPA vía Europa Press

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, participa en el Diálogo Informal de Jefes de Estado y de Gobierno de la APEC en la Comunidad Económica

José Manuel Nieto

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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dado un giro significativo en su política armamentística al autorizar el envío de minas antipersona a Ucrania, una medida que representa una reversión de su propia decisión de 2022, cuando prohibió la transferencia de este tipo de armas. Según informa de The Washington Post, esta autorización se produce en un contexto de creciente presión por parte de Ucrania para obtener armamento más efectivo contra la ofensiva rusa. Aunque las minas son un tipo de armamento prohibido por más de 160 países firmantes del Tratado de Ottawa, incluidos los miembros de la Unión Europea y Ucrania, Estados Unidos, China y Rusia se mantienen al margen de este acuerdo.

Desde el inicio de la invasión rusa en 2022, Ucrania ha solicitado sin descanso apoyo militar más contundente, y el uso de minas antipersona ha sido una de las peticiones más persistentes. La administración Biden, sin embargo, había impuesto una prohibición en 2022 sobre el uso y la transferencia de estas armas fuera de la península de Corea, en un intento por alinear su política con los esfuerzos internacionales para erradicar el uso de minas en conflictos. Esta medida, que revivía la política de la era Obama, fue una de las decisiones más debatidas dentro de la administración de Biden.

A pesar de esta postura, las autoridades ucranianas han seguido presionando por el uso de minas, argumentando que la necesidad de proteger su territorio frente a las ofensivas rusas justifica su uso, especialmente dado que Rusia ya las emplea de manera generalizada en el conflicto. Con la reciente autorización de Biden, Ucrania podrá desplegar minas antipersona, aunque bajo la condición de que no se usen en áreas densamente pobladas y se limiten a las zonas ocupadas por las tropas rusas.

Desde la izquierda, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, el primer ministro de la India, Narendra Damodardas Modi, hablan antes de la foto oficial de la Cumbre del G20 este martes, en el segundo día del encuentro en Río de Janeiro

EFE

Desde la izquierda, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, el primer ministro de la India, Narendra Damodardas Modi, hablan antes de la foto oficial de la Cumbre del G20 este martes, en el segundo día del encuentro en Río de Janeiro

El tipo de minas autorizado por Biden son del tipo “no persistente”, lo que significa que, una vez colocadas, se vuelven inactivas si no se explotan o si se agota la batería. Aunque estas minas tienen como objetivo principal incapacitar o herir al enemigo, no están diseñadas para matar, y buscan desincentivar el avance de las tropas enemigas al hacer el terreno más peligroso. Sin embargo, este tipo de armas han sido objeto de duras críticas por sus efectos a largo plazo en la población civil, ya que a menudo dejan secuelas incluso años después de que finalice un conflicto.

minas antipersona

Como explica un funcionario de la administración Biden, las minas antipersona son consideradas una herramienta efectiva para frenar el avance de las fuerzas rusas, que han estado atacando las líneas ucranianas en el este del país con oleadas de tropas, sin importar las bajas que sufren. Estas minas podrían ayudar a Ucrania a ralentizar la ofensiva rusa, desviar sus fuerzas hacia áreas más vulnerables a ataques de artillería y cohetes, y proporcionar una defensa más robusta en momentos críticos.

Con menos de dos meses restantes de su mandato, Biden ha tomado una decisión arriesgada, no solo desde una perspectiva política, sino también frente a la creciente presión interna y externa. La autorización de las minas, sumada al reciente permiso para el uso de misiles ATACMS de largo alcance, ha subrayado su compromiso con Ucrania en un momento clave del conflicto. Estos movimientos parecen estar destinados no solo a fortalecer la defensa de Ucrania, sino también a mejorar su posición en una posible mesa de negociaciones en el futuro, particularmente si el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca pone en peligro la continuidad de la ayuda militar a Kiev.

El retorno de Trump, quien ha prometido reducir el apoyo a Ucrania y poner fin al conflicto, ha generado inquietud en los círculos de seguridad en Washington. Algunos analistas sugieren que Biden, sabiendo que su sucesor podría ser menos favorable a la lucha ucraniana, ha acelerado la entrega de armamento avanzado, buscando garantizar que Ucrania esté mejor posicionada tanto en el campo de batalla como en futuras conversaciones de paz.

Vista de un edificio destruido en Kherson, en el sur de Ucrania, el 15 de noviembre de 2024

EFE

Vista de un edificio destruido en Kherson, en el sur de Ucrania, el 15 de noviembre de 2024

La decisión de Biden ha sido recibida con fuertes críticas por parte de grupos internacionales de derechos humanos y organizaciones defensoras del control de armas. Mary Wareham, subdirectora de Human Rights Watch, calificó el movimiento como “chocante y devastador”. Las minas antipersona, que se usan principalmente para deshabilitar al enemigo, representan una amenaza para las poblaciones civiles incluso mucho después de finalizado un conflicto, como han demostrado los informes de países donde aún se encuentran minas activas, como en Afganistán o Angola.

el avance de las fuerzas rusas

Por otro lado, Ucrania justifica su solicitud señalando que Rusia ha estado utilizando minas en el territorio ocupado durante meses, y argumenta que el Tratado de Ottawa no puede aplicarse en las mismas condiciones cuando el enemigo está violando sistemáticamente las normas internacionales. En este sentido, Kiev subraya que el uso de minas en su territorio está destinado exclusivamente a frenar la ocupación rusa y proteger a la población ucraniana.

El reciente envío de minas y la autorización de los misiles ATACMS reflejan una nueva fase en la participación de Estados Unidos en el conflicto ucraniano. La medida también subraya la creciente complejidad de la guerra, que ha alcanzado un nivel de implicación internacional aún mayor. Rusia ha respondido con dureza a estas acciones, considerando que la participación directa de Occidente está aumentando. El Kremlin, que había advertido repetidamente sobre las consecuencias de la implicación militar de la OTAN, ha intensificado sus amenazas, incluyendo la posibilidad de usar armamento nuclear en respuesta a lo que considera una escalada de la guerra.

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