Sealand: El país flotante que nadie reconoce y en el que puedes comprar títulos nobiliarios
Sin reconocimiento, sin apenas población viviendo en el lugar, pero con muchas peculiaridades que hacen dudar de su legitimidad. Esto es Sealand, el país flotante.
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Ubicado a siete millas marinas de la Costa de Gran Bretaña, en pleno Canal de La Mancha, se ubica una "micronación", de en torno a 550 metros cuadrados, Para que nos hagamos una idea, entraría más o menos ochocientas veces en el Vaticano. De ser un territorio legítimo, Sealand sería el país más pequeño del mundo. Sin embargo, esta no es la única historia curiosa que despierta este lugar tan peculiar.
Sealand está situada en una plataforma militar de la época de la Segunda Guerra Mundial, su objetivo era el de servir como puesto de protección ante amenazas potenciales. Es una superviviente, puesto que después del gran conflicto bélico se procedió a eliminar todas, sin embargo, esta en concreto permaneció perenne en una posición que a día de hoy no pertenece a nadie, ya que está en aguas internacionales.
En el año 1956 quedó libre sin soldados, y once años después, en 1967, un hombre llamado Paddy Roy Bates se instaló ahí con su familia. Paddy Roy, se dedicaba a la radio, y buscaba con mucha frecuencia, puntos en los que pudiera emitir radio pirata. Fue en esa plataforma, donde creó Radio Essex, emisión que todavía a día de hoy sigue en funcionamiento. Ante esta tesitura, este hombre creyó que podría apropiarse del territorio. Una vez se asentó en el lugar, y con la idea de fundar su propio territorio. Por ello, el día 2 de septiembre de 1967 nació Sealand,
Ante esta disyuntiva, surge una duda importante a tener en cuenta, y esa pregunta tiene varias respuestas posibles. De entrada, pueden aplicarse dos teorías para responder a esta pregunta. La constitutiva y la declarativa.
La teoría constitutiva matiza que un país debe tener territorio, población y gobierno. Para Paddy Roy Bates todos estos requisitos se cumplían, puesto que contaban con un territorio, había una población que era su familia, y contaban con un gobierno que él mismo presidía. Sin embargo, las barreras comenzaban con la teoría declarativa. Esta última matiza que para que un país sea declarado como tal, debe contar con el reconocimiento de otros estados y Sealand no cuenta con ningún tipo de respaldo... ¿O puede que sí?
En el año 1968, apenas 365 días después de que se diera por fundada la micronación, un buque de la armada británica se encontraba haciendo maniobras próximo a la zona donde se encontraba la plataforma. El hijo del autoproclamado Príncipe de Sealand, disparó al buque como advertencia a sus tripulantes. El caso pasó a la justicia británica, pero al situarse la plataforma en aguas internacionales, órgano legislativo no pudo actuar. Esto fue tomado, en consecuencia, como un reconocimiento.
Diez años después, en el año 1978, el Príncipe Roy y su familia, acudieron a unas vacaciones, en ese momento tres personas invadieron la plataforma con la intención de instalarse allí. Una vez regresaron a la plataforma, la familia real tomó como rehenes a los tres intrusos, uno de ellos alemán. El problema alcanzó tantas dimensiones, que el embajador teutón acudió para mediar en el conflicto, y traer de vuelta al ciudadano germánico. Para el Príncipe Roy, nuevamente se consideró como un acto de relación diplomática.
Un país negocio
Lo cierto es que a pesar de los múltiples intentos de que esto ocurriera, ninguno de estos países, ni el resto, reconoce como tal que Sealand sea un país. Pero para ellos, esto no resulta imprescindible; de hecho, su motor económico está en otro lado, en el negocio que desde hace años están fomentando.
En la página web del país, aparecen multitud de portales de información sobre la historia y la actualidad de la micronación; no obstante, más destacado es que en uno de sus apartados se dedican a vender títulos nobiliarios de todo tipo; desde documentos acreditativos de titulaciones, hasta adquirir una parte del territorio o incluso documentos de identidad.