Madrid - Publicado el - Actualizado
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Donald Trump ha cumplido su amenaza y la compañía china ByteDance tendrá que desprenderse antes de 45 días de la rama norteamericana de Tik Tok, la popular red social que, solo en EE.UU., ha alcanzado los 100 millones de usuarios y amenaza la supremacía de Google en la publicidad online. El argumento de que Tik Tok representa una amenaza a la seguridad, al ofrecer una puerta trasera al espionaje chino, no carece de fundamento, pero la empresa propuso hace meses separar la rama no china del negocio y someterla a las estrictas normas de privacidad y competencia europeas. EE.UU. está actuando con la misma arbitrariedad que, con razón, tantas veces ha reprochado a China.
Incapaz de obligarla a respetar unas reglas comunes, Washington ha desplegado esas mismas armas contra Tik Tok, WeChat, o Huawei, que amenazan su hasta ahora incontestada hegemonía tecnológica. El mundo digital parece abocado a dividirse en dos bloques. Y de un modo u otro eso va a tener consecuencias en el mundo real. La gran pregunta es si la escalada puede todavía detenerse. Pero incluso aunque una nueva guerra fría resultara inevitable, EE.UU. debería responder de la misma forma en que lo hizo tras la II Guerra Mundial, articulando un sistema internacional con reglas claras y transparentes para todos, y no comportarse como el chico abusón de la clase, dispuesto a avasallar a los más débiles.