El aviso de la nutricionista Sandra Moñino a los que compran la fruta ya cortada: "La etiqueta..."
La nutricionista explica, en su pódcast 'Con Jengibre y Limón', los problemas de adquirir fruta ya cortada previamente, ya sea en supermercado o frutería
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Sandra Moñino explica qué pasa con la fruta cortada
Madrid - Publicado el
4 min lectura
Comprar fruta ya cortada puede parecer una solución práctica para quienes buscan ahorrar tiempo o no quieren lidiar con el tamaño de una sandía o un melón entero. En los supermercados o mercados locales, esas porciones listas para comer son tentadoras, especialmente en días calurosos cuando apetece algo fresco y rápido. Sin embargo, lo que parece un atajo saludable podría no ser tan buena idea si no se toman ciertas precauciones. Hay detalles que pasan desapercibidos y que podrían afectar la calidad de lo que llevas a casa.
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La fruta cortada tiene varios problemas
El ritmo acelerado de la vida moderna lleva a muchos a optar por estas opciones pre-cortadas, pensando que son igual de nutritivas y seguras que la fruta entera. Pero, ¿qué tan fresco está realmente ese trozo de melón que compras en bandeja? ¿Cuánto tiempo lleva expuesto? Aunque la conveniencia es un gran punto a favor, hay factores que merece la pena considerar antes de añadirlo al carrito. Aquí es donde entra en juego el consejo de una experta que invita a mirar más allá de la apariencia.
EL PROBLEMA DE LA FRUTA YA CORTADA
En el podcast Con Jengibre y Limón, junto a María Pérez Espín, la nutricionista Sandra Moñino, quien ha ganado especial repercusión por su reto de 3 días de alimentación antiinflamatoria, pone el foco en un hábito cotidiano que muchos pasan por alto. "Ojo, ojo con la fruta que compramos", dice con énfasis, alertando sobre los riesgos de adquirir fruta ya cortada sin prestar atención a cómo se conserva. Según Sandra, el problema no está en la fruta en sí, sino en las condiciones en las que se mantiene después de ser cortada. "Nunca compres eso", advierte refiriéndose a piezas como media sandía o medio melón expuestas en los supermercados o mercados.
La experta explica que, aunque el ambiente de un supermercado suele ser fresco, esto no garantiza que la fruta cortada esté en óptimas condiciones. "A no ser que esté bien refrigerado, que hayan cortado un trozo de melón y esté en un frigorífico, pues bueno, lo que tardas tú de coger el melón del frigorífico y llevarte la tuya así y volverlo a meter al frigorífico no es nada", señala. El riesgo está en que, sin una refrigeración adecuada, la fruta puede perder calidad o incluso convertirse en un medio para bacterias.
María Pérez Espín, co-presentadora del podcast, complementa la idea destacando otro aspecto esencial: la incertidumbre sobre el momento del corte. "No sabes si lo cortaron el día anterior y cuánto tiempo está cortado", apunta. Este detalle es crucial, porque la fruta, una vez abierta, empieza a oxidarse y a exponerse a microorganismos del ambiente. Si no se conserva bien, lo que compras podría no ser tan fresco ni seguro como crees.
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Hay fruta ya cortada incluso en envases
EL DETALLE EN EL QUE FIJARSE CON LA FRUTA YA CORTADA
María menciona una práctica que algunos supermercados han adoptado y que puede ser un buen indicador: "De hecho, me gusta que en supermercados muy conocidos te ponen una etiqueta con la hora del cortado, cuatro y cuarto, ¿sabes? Entonces, ya sabes que está recién cortado". Esta pequeña pista puede marcar la diferencia entre llevarte un producto en buen estado o uno que lleva horas expuesto. Sin esa etiqueta, estás a ciegas, confiando en que el comercio haya hecho las cosas bien.
El mensaje de Sandra Moñino no busca demonizar la fruta cortada, sino invitar a consumirla con precaución. Si decides comprarla, fíjate en que esté refrigerada y, si es posible, revisa si hay información sobre cuándo fue cortada. Mejor aún, opta por fruta entera y córtala en casa: así controlas el proceso y te aseguras de que esté fresca. "Es verdad que el ambiente del supermercado es fresco, pero aún así", insiste Moñino, dejando claro que la apariencia no lo es todo.
Para quienes no quieren renunciar a la comodidad, la clave está en ser observadores. Una bandeja fría al tacto, una etiqueta con la hora reciente o un lugar bien refrigerado son señales de que vale la pena arriesgarse. Al final, se trata de equilibrar practicidad y salud, tomando decisiones informadas. Como dice la nutricionista, hay cosas que no sabemos a simple vista, pero con un poco de atención, podemos evitar sorpresas y disfrutar de la fruta como se merece.