12 años del último atentado de ETA en España: “Perder a un hijo es una puñalada en el alma que no se va”
Antonio Salvá perdió a su hijo Diego en el atentado de Palmanova, en Mallorca, el 30 de julio de 2009. Desde ese momento, la banda terrorista ETA no volvió a atacar en nuestro país
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Se cumplen ya doce años desde que la banda terrorista ETA pusiera fin a más de treinta años de crueldad, asesinatos, tortura y sangre. Tres décadas en las que el discurso del odio estuvo siempre perenne en un grupo de personas desalmadas que pedían, demandaban y exigían a punta de pistola, los devenires de su causa, de su objetivo.
Hablar de esas prioridades carece de sentido cuando el medio para conseguirlo no es más que el derramamiento de lágrimas de miles de inocentes y el líquido vital de más de ochocientas personas cuyo único delito fue estar en el lugar no indicado, en el peor momento posible. Vidas quebradas, destrozadas, derruidas y arrasadas. Víctimas y por supuesto familiares, para los que nada volvió a ser igual.
Dos de esas vidas arrebatadas, y las últimas, fueron la de Carlos Sáenz y Diego Salvá, dos agentes de la Guardia Civil de la localidad de Calviá, en la isla de Mallorca. En el mediodía de ese 30 de julio de 2009, después de una mañana rutinaria, de trabajo, normal y corriente, una bomba lapa en uno de los coches de la Benemérita estalló, generando el desastre y el terror absoluto. Los dos agentes perdían la vida en el acto, solo treinta y seis horas después de que otro vehículo explotara con un procedimiento similar en la ciudad de Burgos.
En ese momento la incredulidad, el dolor y la impotencia floreció de nuevo, una vez más en los corazones de todos los españoles. Días después, acongojados y de manera rutinaria después de tantos crímenes similares, la población se preguntaba cuando ocurriría de nuevo, en qué momento la desgracia iba a culminar de nuevo las sensaciones más intensas de nuestro día a día. Nadie jamás pensó que sería la última vez en la que la banda terrorista sería protagonista del horror y el caos en nuestro país.
“Se es padre siempre, aunque a un hijo te lo maten”
El final de una era, el epílogo del terror y el devenir de preocupación desaparecerían de nuestro día a día, no sin antes quebrar las vidas e dos familias más. Antonio Salvá, quien a día de hoy representa a VOX en el Congreso de los Diputados, despertaba aquel día como cualquier otro. Madrugaba como siempre y se despedía de su hijo sin saber que era la última vez que lo vería: “esa mañana en el pasillo de mi casa, fue el último día que vi a mi hijo”.
Había ido a Ibiza a pasar el día en su barco, y se enteró mientras comía de que hubo un atentado en Mallorca. “En ese momento marqué el número de mi hijo y lo llamé, al no cogerlo ya me temí lo peor”. Posteriormente, se puso en contacto con diferentes conocidos buscando respuestas que en ningún momento llegaban. “Al cabo de un rato, recibo la llamada del médico del cuartel de la Guardia Civil”, amigo de Antonio, puesto que ambos se dedican a la medicina, y fue él quien le comunicó la triste noticia: “Toni, es tu hijo” fueron las palabras que desataron en su interior el dolor más grande que ha sentido en su vida. “A partir de ese momento mi vida cambió”.
Para Antonio, el asesinato de Diego fue un vacío que es “insalvable, perder a un hijo es un vacío que perdura por siempre, una herida en el alma”. Esa situación tan imposible de retomar con normalidad, no le ha impedido continuar su vida y su día a día, apelando a algo que le ha ayudado mucho durante todo este tiempo, “la fe es la que me ha hecho seguir”.
Doce años después, la Ley de Memoria Histórica está a la orden del día, generando gran polémica y enormes dudas en la ciudadanía. Solo el Ejecutivo sabe si se trata de una maniobra política e ideológica, o si realmente busca recordar a todas las personas que han desaparecido en nuestro país, víctimas de la barbarie y de la tiranía, también a las que ETA arrebató la vida