Chicho Ibáñez Serrador: la enfermedad que marcó su infancia y el pseudónimo con el que firmaba sus novelas
Hace dos años y medio que Chicho Ibáñez Serrador falleció dejando un legado más que relevante para la historia del cine y la televisión de nuestro país
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No hace más de dos años y medio que Chicho Ibáñez Serrador nos dejó a los 83 años de edad a causa de una enfermedad neurodegenerativa. Sin embargo, y a pesar de ello, su legado dentro del cine y la televisión en nuestro país, sigue formando parte fundamental de lo que encontramos en ambos artes hoy en día. Y es que Chicho ha sido el precursor de muchas de las dinámicas de los concursos televisivos de España y de un género que hace unas décadas aún estaba por descubrir: el terror.
Al hablar de Chicho Fernández Serrador, evidentemente nos estamos refiriendo a una eminencia dentro del paradigma audiovisual en España, pero lo más curioso es que no nació en nuestro país. En sus inicios y su juventud, hablamos del año 1935, época que ya era convulsa en nuestro territorio, con un afloramiento militar a punto de ver su punto álgido que diera inicio a la Guerra Civil.
Fue precisamente en ese año, el 4 julio, cuando la ciudad de Montevideo vio el nacimiento de Narciso Ibáñez Serrador. Uruguayo de nacimiento e hijo único hijo de director y actriz, estaba predestinado a orientar su vida a la gran pantalla; algo que le permitiría contar con cierta ventaja a la hora de hacerse un hueco dentro de este mundillo.
La infancia de Chicho pasa por Latinoamérica, yendo de un lado a otro junto a sus progenitores a consecuencia de las constantes giras teatrales que estos tenían. Su curiosidad por el mundillo aumentó a muy temprana edad, hasta tal punto que a los ocho años ya empezó a realizar algún que otro papel dentro del mundo del rodaje. El primero de ellos fue de lo más curioso, ya que se trató de Tambor el conejo de la película de Bambi, un film del fallecido Walt Disney.
Cuando se produjo el divorcio de la pareja que le dio la vida, Chicho mantuvo una buena relación con su padre, aunque se fue a vivir a España con su madre en el año 1947, con la intención de estudiar el bachillerato en los Hermanos de La Salle, en Salamanca.
Los padres de Chicho siempre tuvieron un amor reseñable por la tierra española, de hecho, su padre nació en la Madre Patria y acudió posteriormente a Argentina. Sus abuelos eran de nuestro país, y eso motivó a que precisamente fuera Salamanca la ciudad a la que su madre y él acudieran en busca de nuevas oportunidades, y de objetivos prósperos en sus carreras cinematográficas; como posteriormente se pudo ver, en el caso de Narciso Fernández Serrador, con sus éxitos en la gran pantalla y con los concursos televisivos, como por ejemplo el 'Un, Dos, Tres'.
Una enfermedad que le trajo dificultades y le abrió los ojos
Su traslado a nuestro país no fue sencillo. La llegada de una persona extranjera en aquellos tiempos no se veía del todo bien y la adaptación fue compleja. Sin embargo, y a pesar de todo, su padre y sus abuelos eran españoles, por lo que de alguna manera esto ayudó a que fuera aceptado en nuestro territorio.
El problema principal con el que tuvo que lidiar fue que durante su época de crecimiento, esto fue debido a la llamada "púrpura hemorrágica", una enfermedad que le impedía jugar con otros niños y practicar deporte. Esta problemática le impidió tener facilidades para relacionarse entre el resto de compañeros, lo que hizo que se convirtiera en un muchacho solitario en el colegio, pero también fuera de él. Las giras de sus padres no ayudaron a que se relacionara en exceso, por lo que los libros fueron su principal recurso y refugio.
Es ahí donde encontró el principal de su consuelo, la lectura personificada en los autores que posteriormente iluminarían su tendencia cineasta. Hablamos de autores como Edgar Allan Poe, o Ray Bradbury, que iluminarían su carrera televisiva, y otro de los grandes ilustres como Alfred Hitchcock, que sería su principal tendencia dentro del mundo de las películas, el cine de terror.
¿Quién es Luis Peñafiel?
Tras un viaje a Egipto, la vida profesional de Narciso comenzaría a no mucho tardar, en concreto en el año 1957. Fue en ese momento cuando se arrancó con la redacción de novelas y el estreno teatral de su comedia 'Obesesión'. Fue ya en estos orígenes cuando comenzó a firmar sus títulos con otro nombre, un pseudónimo nuevo: Luis Peñafiel, pero, ¿por qué utilizaba este nombre?
El director uruguayo, afirma que eligió ese nombre porque con el suyo aparecía demasiadas veces en el cartel (autor, actor, director…); aunque quizás nazca más de la influencia de su padre, que como actor camuflaba su rostro con mil apósitos, una pasión heredada del gran Lon Chaney, con quien trabajó de joven.
La llegada a la televisión y el 'boom' del 'Un, Dos, Tres...'
Tenía 28 años, era el año 1963, y Chicho Ibáñez Serrador, llegó a la única televisión que había en nuestro país, Televisión Española. Ahí empezó a mostrar varias de sus creaciones de la época de sus inicios en Argentina, donde mezclaba teatro y televisión en el programa 'Estudio 3' de la cadena nacional.
Fue tres años después, a partir de 1966, cuando Narciso sacó adelante todo su potencial, con la serie 'Historias para no dormir'. En estos capítulos, mostraba todo el potencial que atesoraba en el cine de terror, arte en el que ya previamente había dejado algún trabajo de renombre, como por ejemplo los realizados en las obras 'La Residencia' y '¿Quién puede matar a un niño?'. Ibáñez Serrador logró la Ninfa de Oro al mejor guion en el Festival de Televisión de Montecarlo de 1967.
Sin embargo, el punto álgido legó con uno de los clásicos de nuestra televisión, el 'Un Dos Tres...' En el año 1972, se encargó de perfilar un encargo de la televisión pública, que consistía en buscar un programa que ofreciera contenido cultural dentro del régimen. Chicho tuvo la idea de darle impulso a un programa de preguntas que tuviera contenido cultural; y vaya que si lo consiguió.
El clásico programa-concurso de televisión, el éxito fue tal que todavía a día de hoy se recuerda el impacto que tuvo en aquella generación. La principal facultad del espacio, era la de ofrecer al público contenido sorprendente acompañado de una competencia de preguntas, todo ello con el objetivo de cambiar por completo la dinámica y la rigidez que hasta aquel entonces dominaba el estilo de la televisión pública.
El programa se mantuvo en dos ocasiones en la parrilla de Televisión Española, y la segunda vez que apareció, lejos de ser un fracaso, culminó de manera poderosa el constante crecimiento que estaba experimentando por aquel entonces la cadena pública. Nuevamente, repitió el formato de la época inicial, y llevó a la primera mujer de la historia de nuestra pequeña pantalla a presentar un espacio televisivo, y esa fue Mayra Gómez Kemp.
El uruguayo fallero
A pesar de tener su lugar de nacimiento bastante lejos y cruzando el Atlántico en diagonal, hay una curiosidad especialmente llamativa de Ibáñez Serrador, ya que sintió desde siempre un cariño especial por la ciudad de Valencia, su gente y sus costumbres. Como muestra de ello, dedicó a las Fallas varios programas del famoso “Un, dos, tres...” y hasta fue mantenedor de una fallera mayor.
No solo el amor llega de parte suya, sino que igualmente su familia tiene cierto reconocimiento en la capital del Turia. Su abuela, también dedicada al cine, Josefina Marí, era del Grao de Valencia; y su madre, Pepita Serrador, tiene una calle dedicada junto a la Avenida de la Plata.
Lo más curioso es que precisamente en esta época protagonizó en repetidas ocasiones su participación en la fiesta autonómica de la Comunitat Valenciana. En concreto, fue mantenedor de la fallera mayor en la edición de 1970; de la Falla Plaza del Pilar, María Rosario Gil-Perotín. También lo fue de la fallera mayor infantil de Valencia de 1979, Encarna Díaz.
Dicho esto, Valencia ha estado presente en más ocasiones especiales de la vida del director y presentador también tuvo presente a Valencia en momentos importantes de su vida; ya que a su hija Josefina Agnes Ibáñez Nauta la bautizó en la parroquia de María Auxiliadora, en el colegio de los Salesianos de la Avenida de la Plata, el día en que se inauguró oficialmente la placa de la calle dedicada a su madre, Pepita Serrador.
Chicho Ibáñez Serrador falleció en España, la tierra que lo acogió, el 7 de junio de 2019. Siempre reconociendo su carrera, sus aportaciones a la cultura española y toda una vida dedicada a la televisión y al cine; y como tal, precisamente en ese año 2019 se reconoció toda su carrera con el Premio Goya de Honor. Referencia absoluta del mundo de la televisión, persona de referencia en la gran pantalla y constante soñador, ese era Chicho, ese era Luis Peñafiel. Un ilustre que permanece vivo en nuestro día a día.