La historia de Vennbahn: La única ciclovía fronteriza de todo el mundo

Pedalear por una vía cicloturista en un país, mirar alrededor y toparte con otro. La historia de Vennbahn, una antigua vía de tren convertida en un enclave mundial único

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Alex García

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Los orígenes de las curiosidades fronterizas, se remontan habitualmente a viejos conflictos entre países; o como suele ocurrir en otras muchas ocasiones, a simples descuidos y falta de atención de unos líderes políticos en su momento, y que con el paso de los años solo se ha convertido en una gran complicación que ha pasado a ser una dura herencia para las generaciones posteriores. Si bien es cierto que la historia que vamos a conocer hoy, nunca ha supuesto un gran problema para los líderes políticos de Alemania y Bélgica, ha sido desde el primer momento una circunstancia un tanto peculiar.

Tanto belgas como alemanes, comparten desde siempre una frontera de 160 km de distancia, y en todo ese territorio existen varios enclaves que cuentan divisiones especiales y concretas. Varios puntos de Alemania se encontraban en Bélgica y viceversa, un lío de enormes dimensiones. Con la creación del recién creado Imperio Alemán, en el año 1880 y con la iniciativa de integrar a este nuevo estado, decidieron crear un ferrocarril que uniría la ciudad de Aquisgrán, en Alemania, con Troisvierges, en Luxemburgo.

Mientras se iban construyendo los primeros tramos, el desarrollo de la propia estación vial fue creciendo, y comenzó a ganar relevancia con loa construcción de estaciones, y lugares de referencia en torno a los que comenzaba a desarrollarse algo de población. Sin embargo, los problemas comenzaron con la Primera Guerra Mundial. Tras la derrota alemana, los propios teutones se vieron obligados a ceder varios de los territorios a los países vecinos, entre los que se encontraba Bélgica.

Esa división territorial se mantuvo durante los años posteriores, amparándose en la decisión que tomó la Comisión Internacional de demarcación fronteriza; con la única excepción de la época de la Segunda Guerra Mundial, momento en el que Alemania se haría con el territorio y la comunicación vial de Vennbahn. Sin embargo, y como todos sabemos, al acabar el conflicto, el recorrido vial recuperó la propiedad belga.

Mientras llegábamos a la actualidad del presente, la comunicación ferroviaria entre Aquisgrán y Troisvierges fue perdiendo relevancia, hasta el punto de quedar completamente en desuso. Así que en 2008, se tomó la decisión de retirar las vías y construir una ruta ciclo-turista de nada más y nada menos que los 125 kilómetros que unen a ambas ciudades. Esta situación convirtió una comunicación ferrovial en el carril bici más peculiar del mundo; Mientras los ciclistas lo transitan están en Bélgica, mientras que al mirar hacia ambos lados se encuentran con tierras alemanas, lo que lo convierte en la frontera más extraña del mundo.

Vivir en un país, hacer vida en otro

Si hablamos de fronteras pintorescas, hay una que toca de lleno y que está muy cerca del popurrí que hemos conocido en el día de hoy, y eso es Ruckschlag: un lugar de tan solo 1,6 hectáreas que ocupa literalmente el espacio de una casa solitaria con un jardín. La familia que vive en su interior, cocina, duerme, ve la televisión y descansa en Alemania, pero en el momento que cruza la verja de su propiedad, entra en otro país. Esa familia cuando hace la compra, va al bar o a trabajar, sale a Bélgica. Cuando permanecen en su hogar, están en Alemania, es uno de los pasos fronterizos más peculiares del mundo.

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