El eficaz “insecticida ecológico” contra el mosquito que trasmite la ‘fiebre del Nilo’ y que muchos desconocen

Cuando aún nos encontramos luchando contra la pandemia del coronavirus, los españoles hemos visto como surgía una nueva preocupación que añadir a nuestra salud, especialmente en determinadas zonas del Andalucía. Nos referimos a la denominada “fiebre del Nilo”, una infección vírica que ya ha causado la muerte de dos personas, una mujer de 85 años y un hombre de 77 años, ambas en Sevilla.

A esto hay que sumar otras 42 personas, entre casos probables y confirmados, infectadas, de las cuales 18 se encuentran ingresadas, 8 la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI),

Este virus se descubrió en África en 1937 y durante mucho tiempo fue aislado en el delta del Nilo, de ahí el nombre con el que es conocido. Su reservorio fundamental está en las aves (cuervos, palomas) desde las que puede ser transmitido por mosquitos a caballos o a seres humanos, aunque no se transmite entre humanos como el COVID-19.

El considerable aumento de los mosquitos, en torno a un 30 % más que en años anteriores, en los humedales del Parque Nacional de Doñana y del río Guadalquivir, cercanos a La Puebla del Río y Coria del Río, las principales poblaciones afectadas, parece estar detrás de este brote de virus del Nilo que es el mayor que se ha registrado en Andalucía hasta la fecha.

El calor y la humedad hace que proliferen los mosquitos, a lo que este año hay que unir el confinamiento, que ha provocado la ausencia del ser humano durante los meses clave para el desarrollo de estos insectos que han aumentado de forma exponencial.

Para combatirlos, los principales pueblos afectados están llevando a cabo tareas de fumigación en las principales zonas donde se reproducen los mosquitos, sobre todo en las orillas del Guadalquivir. Mientras, los ciudadanos los combaten, como cada año, con insecticidas, repelentes y mosquiteras.

El eficaz “insecticida ecológico” contra el mosquito que trasmite la ‘fiebre del Nilo’

Sin embargo, la naturaleza, que como sabemos es sabia, tiene sus propios mecanismos para controlar cuando una especie crece en demasía, a fin de que el ecosistema se mantenga en equilibrio. Un equilibrio que, en la mayoría de los casos, es puesto en peligro por la simple presencia del propio ser humano.

Este mecanismo para controlar el exceso de mosquitos son los denominados dragones de pared, también conocidos, dependiendo de la zona de España en la que nos encontremos, como salamanquesa, dragonet, saltorrostro, aldabón, esgarrarropa o perenquén.

La labor de esta especie, que también prolifera en esta misma época, es fundamental, puesto que actúa como uno de los mejores “insecticidas ecológicos”, tal y como ha recordado la propia Guardia Civil, a través de su cuenta oficial en la red social Twitter. Y es que el dragón de pared se alimenta principalmente de mosquitos.

De ahí que la Benemérita haya hecho un llamamiento para respetar a esta especie “que ni escupe, ni muerde, ni es venenoso...ni molesta” y que, por el contrario, nos reporta grandes beneficios para el ser humano.

Así que ya lo saben, aunque su aspecto sea desagradable para ciertas personas, a las que no les agradan este tipo de animales, hemos de pensar la importante función que desarrollan para el mantenimiento de nuestro ecosistema y, especialmente en estos tiempos, para acabar con los mosquitos que pueden llegar a transmitir esta fiebre del Nilo.

Estos animales son de lo más inofensivos. Tal es así que cuando acaba el verano cualquier agujero le servirá de madriguera para pasar el invierno sin causarnos molestia alguna, quedando a la espera de una nueva primavera para volver a salir y corretear por paredes y techos.

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