¿Realmente los mendigos utilizan a los perros para dar más pena?
Plataformas contra el maltrato animal denuncian la utilización del mal estado de sus mascotas para conseguir más limosna
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
En las calles de Barcelona se comienza a hablar de un presunto negocio ilegal que practican algunos mendigos. Hablamos del negocio de los “perros mendigo”, que aunque no nos demos cuenta, está cada día más presente en las calles de las grandes ciudades.
La normativa del Ayuntamiento de la Ciudad Condal sanciona gravemente estas acciones con multas que pueden llegar hasta los 1.500 euros. Prohíben "exhibir a los animales de manera ambulante como reclamo si dicha exhibición tiene finalidades lucrativas”.
Un total de 104.834 perros y 33.473 gatos fueron recogidos por las sociedades protectoras del Estado en 2017, una cifra "muy elevada" y que se mantiene respecto al año anterior según la Fundación Affinity.
Menos de la mitad (el 43,5%) de las mascotas recogidas por protectoras en 2017 fueron adoptadas por una nueva familia, mientras que el 17% se habían perdido y pudieron ser devueltas a sus propietarios por ir identificados con el microchip.
El 16% de los perros y gatos recogidos permanece actualmente en el refugio, y el 3% están en casas de acogida, y la fundación ha lamentado que el 7,5% fueron sacrificados por causas médicas, y un 2%, eutanasiados.
Plataformas como Change.org denuncian el maltrato que hacen y exigen textualmente a las autoridades “que se unan en la lucha para erradicar de las calles el uso de animales en la vía pública con el objetivo, único y exclusivo, del chantaje emocional para obtener dinero. No nos vale la excusa de mientras el animal tenga agua y comida todo está justificado, otras veces simplemente hacen la vista gorda o, incluso peor, dejan el expediente en el fondo de un cajón”.
“Hemos pasado del pobre indigente con el cartel de tengo hambre a bandas organizadas que se sirve de nuestras mascotas preferidas para dar pena y conseguir dinero. En la actualidad, la escena habitual en muchas calles muestra al indigente con uno e incluso más perros echados sobre un trozo de cartón pidiendo. Estratégicamente situados en sitios turísticos los carteles en castellano y en inglés “we are hungry”, es decir, “tenemos hambre”, son bien visibles no vaya a ser que nadie lo vea y no hagan el efecto deseado. La pena y la lástima. Estos perros, aparentemente “sanos” aunque “dormidos” ajenos al bullicio de la ciudad son una herramienta de trabajo para estas mafias despiadas”, denuncian en la plataforma. La publicación ya ha conseguido cerca de 15.000 firmas.