La triste historia de Mª Isabel de Braganza, la reina que ideó El Prado y murió asesinada antes de su apertura

En el segundo centenario del emblemático museo español, recordamos la figura de la mujer sin la que no se hubiera producido su creación

La triste historia de Mª Isabel de Braganza, la reina que ideó El Prado y murió asesinada antes de su apertura

Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

“Fea, pobre y portuguesa, ¡chúpate esa!”. Es la frase con la que recibieron en Madrid a María Isabel de Braganza en 1816, cuando se firmaron las nupcias entre la infanta portuguesa y su tío, Fernando VII, rey de España. Y es que la hija de Juan VI y Carlota Joaquín de Borbón, hermana de Fernando, fue la elegida para ser la segunda esposa del monarca en un proceso de dos años de envío de cartas hasta el palacio portugués de Queluz, donde se la anunciaba como candidata a ser la nueva Reina española. María Isabel de Braganza se presentó en Madrid sin dote, sin el ajuar real y con una cara gordita y pálida, lo que se convirtió en la burla del pueblo.

Braganza llegó a España de la mano de su hermana, María Francisca, que también debía casarse con Carlos María Isidro, también su tío y hermano de Fernando VII. Al llegar a El Escorial, descubría una gran cantidad de pinturas dañadas, casi un siglo después del incendio en El Alcázar. María Isabel de Braganza decidió coordinar a los restauradores para, en un primer momento, trasladar los cuadros hasta el palacio de Riofrío, en Segovia.

Sin embargo, fue el pintor Francisco de Goya quien convenció a la Reina, de educación exquisita en formación artística, de que trasladara las obras a Madrid para emular a Francia en la creación de un gran museo donde albergar todas sus obras, como el Louvre. En un primer momento, se decidió que se trasladaran hasta el Palacio de Buenavista, cedido por la Academia de Bellas Artes.

La triste historia de Mª Isabel de Braganza, la reina que ideó El Prado y murió asesinada antes de su apertura

Retrato de Bernardo López Piquer a la Reina María Isabel de Braganza junto a los planos de construcción de El Prado

Un nuevo cambio de parecer llevó las obras finalmente al hasta entonces edificio Juan de Villanueva. En 1818 comenzaron las reparaciones del edificios para transformarlo en el Real Museo de las Pinturas. Unas obras que costearían los propios reyes, una pista más de la implicación tanto de María Isabel de Braganza como de Fernando VII en el proyecto. El pintor Bernardo López Piquer retrató a la Reina junto a los planos del futuro museo y a otra pintura que representa el proyecto final.

Sin embargo, en diciembre de 1818, María Isabel de Braganza murió dando a luz al descendiente de Fernando VII, un año después del fallecimiento de su hija de cuatro meses, a la que concibió al poco de contraer matrimonio. La reina aseguró sufrir “fuertes dolores de cabeza” momentos antes del parto, lo que interpretaron en aquel entonces como una alferecía. Quedó inconsciente en mitad del quirófano y, salvo su hermana María Francisca, todos los médicos y presentes entendieron que había fallecido. Los doctores le rajaron el vientre para sacar al niño y, a pesar de los gritos de dolor de la Reina, continuaron con la cesárea hasta que María Isabel murió desangrada. El niño murió minutos después.

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"En la galería de Dresde" de Karl Louis Preusser

La Reina no fue enterrada en el panteón real de El Escorial, sino en la sección de los infantes, por el mero hecho de que María Isabel de Braganza nunca dio un heredero a Fernando VII. Sin embargo, el legado de aquella Reina “fea, pobre y portuguesa” quedó más y mejor representado de lo que en 1818 cabía esperar: con la forma de una de los mejores pinacotecas del mundo.

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