MADRID

Gómez del Pilar aprueba en la primera 'recuperación' de junio en Las Ventas

El diestro madrileño cuajó una entonada tarde en el primer festejo post-isidril que tuvo dos encastados ejemplares de Dolores Aguirre.

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Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Tras el ambiente de San Isidro y de los carteles fuertes de Granada, descolocaba ver una plaza tan desangelada como Las Ventas con su quinto de plaza habitual fuera del abono. Estos dos festejos posteriores a la feria se anunciaban dos corridas de tinte torista. El primero de ellos, el de este domingo, con el hierro de Dolores Aguirre, que enlotó dos ejemplares que recordaron lo mejor de esta ganadería. Segundo y tercero.

El primero, con hechuras de buey de carretas, salió enterándose de todo. De lo de dentro y de lo de fuera del ruedo. Pese a que le zumbaron en varas, pareció quedarse crudo y no rebajó ni un ápice sus arrancadas de manso. Alberto Lamelas intentó pasarlo de muleta por ambos pitones. Pero el bruto no pasaba ni equivocándose. Lo liquidó de media estocada habilidosa.

Tampoco mejoró la situación del jienense con el cuarto, un ejemplar con movilidad pero sin clase ni entrega. Muy voluntarioso Lamelas, que no perdió la esperanza de lograr algo lucido pese al material que tenía enfrente. 

El segundo trajo otras hechuras más afinadas dentro de un orden. Empujó con riñones en las dos varas que tomó. Cristian Escribano, que volvía a Madrid tras enfrentarse al ya célebre 'Carasucia' en San Isidro, firmó un inicio de faena muy torero doblándose con el de Dolores. Pronto y en la mano. La máxima ‘chenelista’ la aplicó el madrileño. La muleta a la zurda para trenzar dos series de largo y templado trazo con el toro embistiendo con casta y chispa aunque sin terminar de humillar y la gente sin terminar de entrar en la faena. En el tramo central del trasteo todo se espesó. Cristian retomó el nivel con una postrera serie en redondo y en otro final por bajo. Un pinchazo y media estocada letal le hicieron merecedor de una ovación de reconocimiento cabal.

El girón que hizo quinto fue un ejemplar manejable pero bajó de raza que transmitió poco en sus embestidas. Escribano estuvo aseado pero sin decir nada están vez. Fue silenciado tras no verlo claro con la espada.

Gómez del Pilar le tiene cogido el punto y la habilidad a las portagayolas. Al primero de su lote se la dio pese al trote rebrincado con él que salió de chiqueros. Este tercero fue un animal encastado y noble en la muleta. Lo aprovechó Noé para prologar su faena con templasísimos y ligados redondos de rodillas primero y después para ir desgranando series muy limpias y bien trazadas por los dos pitones. Hasta hubo gusto en algunos compases del trasteo. El toro se guardó una última tanda muy emotiva embistiendo más humillado y aún con chispa cuando el torero le apretó de verdad por abajo. Un pinchazo y un bajonazo dejaron todo en otra ovación saludada sin ningún voto en contra.

Se volvió a ir a la puerta de chiqueros para recibir al sexto, un torazo de Dolores camino de los seis años. De nuevo tuvieron sabor los pases de Gómez del Pilar con los que se sacó al animal a los medios. No era fácil el astado del hierro sevillano. Un animal con disparo que tendía a derrotar al final de cada muletazo. Firme Noé, que intentó templar pese a las dificultades de un ejemplar que acabó yendo a menos. A pesar de todo, quedó la sensación de torero recuperable y merecedor de nuevas oportunidades.

Madrid, domingo 23 de junio de 2019. Un quinto de plaza.

Toros de 

, bien presentados aunque de desiguales hechuras y comportamiento. Encastados y de buen juego segundo y tercero. Complicados por mansos primero y cuarto. Bajo de raza y soso el quinto. Exigente el sexto.

Alberto Lamelas, división al saludar y silencio.

Cristian Escribano, saludos y silencio.

Gómez del Pilar, saludos y silencio tras aviso.