#SANISIDROCOPE
Oreja para Ventura en una Beneficencia de buen toreo sin espada de Juli y Urdiales
Tarde de buen toreo a caballo y a pie con un Diego Ventura que cortó una oreja. El Juli y Urdiales dejaron de puntuar por el mal uso de los aceros.
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Daba gusto pasear por los alrededores de Las Ventas. Un día de Beneficencia es especial aunque desde hace unos años esté encuadrada dentro de la Feria de San Isidro. La presencia oficial de nuestro monarca, la plaza engalanada, un cartel con argumentos, el ‘No hay billetes’ en las taquillas… La expectación y la presencia de Felipe VI tuvieron respuesta en el ruedo. La tan polémica fórmula del festejo mixto quedó en un segundo plano cuando se torea bien ya sea a pie o a caballo.
Diego Ventura renunció a la tradicional vuelta al ruedo de saludos tras el paseíllo. Buen detalle. El abreplaza de Los Espartales barbeó tablas e intentó el salto al callejón. Escaso trapío traía el del hierro pacense. Que sea para rejones y esté reglamentariamente estipulado su arreglo, no tiene que ser óbice para que un toro parezca eso, un toro. Y éste primero lucía unas hechuras demasiado terciadas. Después el astado resultó muy soso. Tuvo que exponer mucho Diego con él. Lo encelo con Bombón y después, tras el brindis protocolario a Felipe VI, tuvo que poner la sal que le faltaba al toro con Lío y Nazarí en banderillas. Hubo reunión y buen toreo, pero faltó la emoción que no tuvo el de Los Espartales. Un rejón algo caído necesitó de un golpe de verduguillo. La ovación final recompensó al conjunto.
El primero de Cuvillo para la lidia a pie blandeó en exceso en los primeros tercios. Los que venían con la escopeta cargada encontraron munición demasiado pronto contra El Juli. Lo aguantó el palco y el animal sacó clase y buen fondo en el último tercio pese al lastre de su falta de fuerzas. El Juli, tras el brindis al monarca, lo mimó desde el principio. Temple y suavidad a partes iguales. Julián se abstrajo del ambiente y de las protestas y siguió a lo suyo. El buen trazo prevaleció por ambos pitones y las caídas del toro ya fueron menos. Labor impecable técnicamente. Y la estocada cobrada con su particular estilo pero mejor colocada que otras veces. El Juli salió al tercio a saludar una fuerte ovación que le tributaron los que quisieron ver su faena.
El tercero apretó de lo lindo hacia tablas. Derrotó con violencia nada más salir al ruedo y luego hizo presa con Víctor Hugo Saugar tras salir del primer par de banderillas. Se confió el subalterno madrileño y el de Cuvillo lo cazó en la misma tronera del burladero. Después nos enteramos de la tremenda cornada de 35 centímetros que llevaba en el glúteo. Se movía con cierto genio y disparo del toro al comienzo de faena. Diego Urdiales, que también brindó su faena al Rey, tiró de mando y firmeza para ir limando asperezas. Todo explotó en una tanda en redondo. El encaje del torero y la exigencia de su muleta fueron suavizando la embestida del astado. El trazo del muletazo del riojano se iba imponiendo poco a poco. A izquierdas lo enganchaba muy adelante para llevarlo hasta el final. Siempre a más la faena. Pero todo lo echó por la borda Diego con un espadazo que hizo guardia. La ovación subió por los tendidos para Urdiales cuando las mulillas se llevaron al toro camino del desolladero.
El segundo astado para rejones volvió a dejar mucho que desear por su anovillada presentación. Éste de Los Espartales fue otro ejemplar bajo de raza con el que Ventura tuvo que hacer el esfuerzo y poner todo de su parte junto a su cuadra para levantar la faena. Primero con Nazarí arriesgando al máximo en los embroques y luego con Bronce, que citó rodillas en tierra. Pero dónde llegó el mejor momento fue en un par a dos manos a lomos de Dólar, montando sin cabezada. Perfecta la ejecución y la resolución. Sacó Diego a Remate para clavar una rosa al violín y concluir su obra de un rejoneador arriba que resultó letal. La oreja, de peso.
El quinto de Cuvillo traía hechuras para las calles de Vall de Uxó. 620 kilos marcaba la tablilla y dos astifinos alfileres coronaban su testa. A pies juntos lo recibió El Juli y lo remató con una media de manos bajas y muy acinturada. Después lo quitó por verónicas de compás muy cerrado. El contado poder del toro se iba haciendo más evidente cuando Urdiales intentó unos delantales en su turno. Tampoco ayudó un segundo doblón en el inicio de faena que tuvo la fuerza de un látigo sobre el toro. Paciente Julián, haciendo todo a favor del ‘cuvillo’. Siempre esperando al toro para alargarle la embestida y que los muletazos fuesen surgiendo cada vez más hondos. Una última tanda al natural sin espada y un cierre que aunó gusto y relajo pusieron de acuerdo a toda la plaza. Pero esta vez no lo vio claro con la espada. Pese a ello, tarde de madurez de El Juli en un San Isidro raro para él tras su inclusión a última hora en los carteles.
Urdiales vio como el sexto volvía a los corrales. En su lugar, un sobrero de La Reina, un toro desclasado y sin ritmo en sus embestidas. Pero el sitio del torero de Arnedo fue fundamental para ir sacando lo que tenía el pupilo de Joselito. Sin embargo, la absurda guerra de vivas que se desató en los tendidos, sacaron al público de la faena del torero. Pocos se enteraron del enorme fondo que tuvo el trasteo de Urdiales.
Madrid, miércoles 12 de junio de 2019. Corrida de Beneficencia. Lleno de ‘No hay billetes’
Dos toros para rejones de
, despuntados reglamentariamente y de pobre trapío. Manejables aunque bajos de casta. Tres para la lidia a pie de
, bien presentados y de juego desigual. Flojo y con clase el 2º, geniudo el 3º y manejable el 5º. Un sobrero de
(6º bis), manejable pero sin clase.
El rejoneador Diego Ventura, saludos y oreja.
El Juli, saludos y saludos.
Diego Urdiales, saludos tras aviso y silencio.
Parte médico de Víctor Hugo Saugar: “Cornada en glúteo izquierdo con una trayectoria ascendente de 35 centímetros que produce lesiones en músculos glúteo mayor y glúteo medio, contusiona el nervio ciático y rompe la fascia lata, presentando orificio de salida por la cresta ilíaca antero superior. Pronóstico grave”