Seis novillos, seis silencios

Treinta años sin que comenzase una Feria de San Isidro con una novillada y otros treinta que pasasen despues de vivir un gris inicio del ciclo madrileño. La novillada de Guadaira tuvo más movilidad que entrega y verdadera casta. 

'Lagartijillo'. Así se llamó el primer animal que saltó al ruedo de Las Ventas en este San Isidro. Un nombre que quedará en esto, pura anécdota y dato. Su juego pasará rápido al olvido. Sin raza, sin codicia... David Garzón hacía su debut madrileño y tampoco recordará con buen sabor de boca su primera actuación. Algo desconfiado, con el oficio aún verderón. Ni rompió el novillo ni rompió la faena del ecuatoriano. Se agradeció la brevedad con la espada.

Se notó mucho más la visoñez de Garzón con el encastado cuarto. Un novillo que se arrancó con prontitud en el tercio de varas y empujó con riñones en el peto. No tuvo después el novillero los resortes necesarios para domeñar las embestidas. 

El primero del lote de Carlos Ochoa fue un utrero de notable seriedad. Enseñaba las puntas por delante y tuvo su cuajo. Se arrancó con alegría en los dos puyazos que tomó. Esa chispa pareció mantenerla en el inicio de faena por bajo del novillero madrileño. Sin embargo, ese fuello pareció desaparecer cuando el animal tuvo que poner más de su parte para seguir los engaños. Ochoa lo intentó pera pareció algo acelerado por momentos. Donde se pausó e hizo las cosas bien fue al entrar a matar. Perfecta la ejecución de la estocada pese a que algunos protestaron una colocación mínimamente desprendida. La escuadra y el cartabón que sacan para mostrar pronto su desacuerdo.

Carlos Ochoa destaca en la inauguración de la Feria de San Isidro. pic.twitter.com/tW5fsF3xOd — Toros (@toros) 8 de mayo de 2018

Con la tarde metida en agua se ovacionó al quinto novillo, un torito por seriedad y hechuras. Pura fachada después. Siempre con el freno de mano echado, fue poco agradecido al esfuerzo de Ochoa. Se puso en el sitio para tirar de unas embestidas cada vez más frenadas y cortas. Con la espada esta vez se atascó y no dejó la estocada definitiva hasta el cuarto envite.

Con el cielo tornándose gris cárdeno, la lidia del tercero tampoco removió a los tendidos venteros. Acusó el ejemplar de Guadaira una fuerte voltereta en los primeros tercio. Blandeó después y no permitió ningún tipo de licencia ni lucimiento a un voluntarioso Ángel Téllez. 

El deslucido sexto al menos dejó a Téllez correr la mano con cierto temple por el pitón izquierdo. No había posibilidad de ligazón por la tendencia del novillo de salir suelo de los muletazos. Alargó la faena en la búsqueda de un imposible.

Madrid, martes 8 de mayo de 2018. 1ª de Feria. Dos tercios de plaza (16.371 espectadores).

Novillos de Guadaira, de desiguales hechuras dentro de cierta seriedad. Conjunto bajo de raza y deslucido a excepción del encastado cuarto. 

David Garzón, silencio y silencio.

Carlos Ochoa, silencio y silencio.

Ángel Téllez, silencio y silencio.