REPORTAJE
Cuidar un huerto urbano como terapia contra la anorexia o la bulimia
Iniciativa englobada en las actividades de Humanización de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria y con las que se pretende crear espacios de participación y reconexión con la naturaleza
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Repor UTCA
Albacete - Publicado el - Actualizado
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La Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria de la Gerencia de Atención Integrada de Albacete, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, ha implantado un programa centrado en un huerto terapéutico. Una iniciativa para la conexión con la naturaleza basada en los estudios de psicología ambiental.
El proyecto ha recibido el nombre “Reverdecer la UTCA” y se suma a los procesos de Humanización que se llevan cabo en el entorno de la unidad como son las salidas culturales o sociales. Ejemplo de ellos son las actividades de tejido de lana en un local especializado, programas de deporte en las instalaciones del Centro de Juventud, las visitas a la nueva biblioteca municipal instalada en la antigua comisaria de la calle Simón Abril o senderismo con pacientes y sus familias en espacios naturales de la sierra de Albacete.
Con la incorporación del huerto terapéutico, la UTCA del Servicio de Salud Mental de la GAI de Albacete dispone de un lugar en la comunidad de huerto urbano donde se realizan las actividades hortícolas de plantación de semillas, cuidado de plantas y la tierra. De esta forma, las pacientes aprenden lo relativo a los cultivos en espacios al aire libre y con las personas que también trabajan en sus huertos. Participan, especialmente, las pacientes ingresadas a tiempo completo y en el Hospital de Día.
“El entorno del huerto terapéutico genera un ambiente agradable que influye positivamente en la calidad de vida, reconecta con la naturaleza, fomenta la concienciación medioambiental y promueve la estimulación cognitiva como es la memoria, la concentración, el control del cuerpo y la estimulación del lenguaje”, ha explicado María Dolores Gómez Castillo, coordinadora de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria.
La doctora en Psicología también ha recordado que este recurso “incide en el estado físico sobre aspectos como el desarrollo psicomotriz, hábitos saludables o en la coordinación visuo-manual; a estos beneficios, se añade la mejora del ámbito sensorial como son la vista, el olfato, el tacto o fortalecer las conexiones neuronales; finalmente, en el ámbito psicológico, mejora el estado de ánimo, disminuye la ansiedad y el estrés, ayuda al desarrollo de la responsabilidad, la tolerancia a la frustración o el desarrollo interpersonal”.
PROFESIONALES Y PACIENTES COINCIDEN
En Herrera en COPE en Albacete, hemos hablado con María Dolores Gómez, con Verónica Escrivá, terapeuta ocupacional de la UTCA, con Nani González, del área de Enfermería, con Melquiades, el dueño de este huerto La Balsa del Mirlo II, y también con Laura, una chica de 13 años que lleva cuatro meses y medio en tratamiento y que tiene claro que "las tardes que vamos al huerto nos gustan porque en el camino vamos hablando con los compañeros y compañeras y luego allí tomamos contacto con la tierra, las semillas y las plantas que hemos venido sembrando".
Aún no han recolectado nada de lo sembrado, si acaso unas espinacas de las que ya había en ese trozo de tierra, pero el momento de recoger y comer algo de lo que se ha sembrado -ajos, cilantro o habas- seguro que será muy especial
Las profesionales, por su parte, consideran que tener un huerto y sembrar plantas y flores en la UTCA es una actividad que ayuda a relajarse y disminuir la ansiedad. Entre tanto, las pacientes han comentado que “al salir al exterior, nos sentimos liberadas y con paz mental; el entorno natural nos aporta tranquilidad y bienestar, es un lugar en el que podemos disfrutar tanto de la compañía del resto de pacientes, como de los profesionales, como de una misma”.
Con esta iniciativa, se promueven actitudes de cuidado y respecto hacia la naturaleza y los seres vivos. “El proceso de desarrollo de las semillas permite conocer el origen de los alimentos, así como ayuda a comprender el valor de los ecológicos frente a la contaminación y generalizarlo para que puedan aplicarlo a su vida diaria”, ha indicado la terapeuta ocupacional, Verónica Escrivá Sáez, reseñando el libro de Sue Stuart-Smith. Y ha añadido que ayuda a la comprensión del proceso terapéutico que se realiza en la unidad.
“Cuando las pacientes salen los jueves tienen mucha motivación, normalmente, no se conoce la procedencia y origen de las especies hortícolas y de jardinería, así conocen el proceso de crecimiento, la variedad de los productos, los cuidados y que cada verdura y fruta tiene su temporada; al ver los frutos de las plantas que han sembrado, les estimula y reconforta a continuar los cuidados del trabajo realizado”, ha comentado Nani González García, enfermera de la UTCA, que junto a Carolina Calvo Martínez y las TCAES de la unidad, hacen el acompañamiento al huerto.
Igualmente, ha añadido la profesional que “el contacto con la tierra y el aprendizaje del riego de cada una de las plantas y los espacios que necesitan según su especie es un reto para las pacientes; se observa el compañerismo en este trabajo en común y las relaciones sociales con otras personas que tienen su huerto urbano, y ayuda a que, este día, los alimentos que tienen que tomar generen menos dificultad, además, la merienda en el huerto se convierte en una actividad lúdica”.
La Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria se implantó hace más de dos décadas con el objetivo de cubrir las necesidades asistenciales de las pacientes con este tipo de trastornos. La mayoría de las pacientes que ingresan en la unidad son mujeres adolescentes de entre 12 a 20 años que tienen hospitalizaciones prolongadas.
Desde hace unas semanas, el dispositivo cuenta con un nuevo recurso que promueve la participación de las pacientes junto al personal, con lo que se facilitan espacios de diálogo y convivencia que ayudan a la comprensión sobre la temporalidad de los procesos de recuperación a través de la germinación de las plantas. Y es que, de forma complementaria al huerto, también se han traído plantas a la propia unidad hospitalaria. Un entorno terapéutico, con el que se potencia la atención sanitaria y que sirve, además, para incidir en la educación proambiental, comprensión de la necesidad de cuidado del medio ambiente y sostenibilidad para el futuro de nuestro planeta.