El yacimiento molinés de Los Rodiles recrea la historia de una gran ciudad celtíbera fortificada
Tras cinco campañas de excavación, los arqueólogos han reconstruido, a través del estudio de los materiales extraídos, la vida de este "oppidum" situado en Cubillejo de la Sierra
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Cinco campañas de excavación después, el equipo de arqueólogos del yacimiento de Los Rodiles han reconstruido, mediante el estudio de los diferentes materiales extraídos, la historia de este "oppidum" o ciudad fortificada asentada sobre un cerro situado en el actual término municipal de Cubillejo de la Sierra, en Molina de Aragón.
Ahora, el origen, vida y final de esta especie de capital celtíbera sin nombre conocido ha quedado recogida en el libro "El oppidum celtíbero-romano de Los Rodiles", escrito por María Luisa Cerdeño Serrano, que ha sido profesora titular del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad Complutense de Madrid, Marta Chordá Pérez, arqueóloga del Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda, Teresa Sagardoy, técnica superior en Arqueología de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y Emilio Gamo Pazos, del Museo Nacional de Arte Romano.
Según Cerdeño, que además es directora del proyecto arqueológico de Los Rodiles, la importancia estratégica de este castro es evidente, ya que "la comarca de Molina de Aragón era parte del territorio histórico de la Celtiberia clásica y, en concreto, el yacimiento de Los Rodiles está situado en una loma y controla todas las zonas agropecuarias, de pastos y de arroyos, además de las propias vías de comunicación porque por esta zona hay conexión histórica entre este reborde oriental de la Meseta y el Valle del Ebro".
No en vano, tal y como ha apuntado, el oppidum molinés "llegó a tener cinco hectáreas y el núcleo principal de aproximadamente hectárea y media, con murallas con sillares ciclópeos para, además de su función defensiva, dejar claro cuál era el territorio principal de ese enclave, que era el centro principal de todo su entorno".
En cuanto a la base de la alimentación y modo de vida de sus pobladores, el trabajo publicado revela que su actividad era "básicamente agropecuaria, mayoritariamente, quizás, ganadera -de hecho, hemos hecho algunos estudios sobre la posible trashumancia a otros territorios- pero, además, Los Rodiles está precisamente ubicado justo encima de la gran llanura de Tortuera-La Yunta, que es una de las zonas más propicias para la agricultura de toda esta comarca, a la que hay que añadir toda la explotación de los bosques, con todos los recursos que proporcionan".
Materiales extraídos en el yacimiento de Los Rodiles
Cerámica en gran cantidad, algúnas fíbulas con la función de los actuales imperdibles y diversas herramientas para el trabajo cotidiano forman parte del grueso de los materiales hallados y extraídos en Los Rodiles.
Pero, junto a esos objetos personales abandonados por los celtíberos, los arqueólogos han encontrado, tal y como ha indicado María Luisa Cerdeño, "elementos metálicos romanos de gran interés histórico y cronológico, como unas puntas de proyectil, la parte central de los escudos, agujas de hueso seguramente para el pelo y se empieza a emitir moneda, que también encontramos en el yacimiento, y comprobamos que las minas se reactivan".
Y es que -ha subrayado- "la gran novedad es que Los Rodiles es el relato arqueológico de las fuentes clásicas que nos narran hechos históricos, como, por ejemplo, la entrada de los primeros generales romanos, primero Catón, luego Sempronio Graco, que fue importante".
Precisamente con la entrada del general romano Sempronio Graco, "encontramos un nivel de incendio generalizado, que no fue devastador pero sí está en todas las partes del poblado que hemos sondeado, y, justamente encima de ese nivel de incendio, aparecen ya las estructuras celtíberas con elementos romanos, como pueden ser los suelos especiales de cal blanca, una distribución un tanto distinta en las pocas viviendas que conocemos, una cerámica específica que sólo hacían los romanos que es la campaniense o de barniz negro y esos objetos metálicos típicamente romanos que hemos mencionado".
Todas esas huellas materiales recopiladas demuestran, según la profesora Cerdeño, que "el final del poblado es consecuencia de un abandono, no de un arrasamiento", ya que los romanos estaban interesados en su funcionamiento".
Y será en el siglo I a. C., cuando se produzca el abandono forzado del enclave celtíbero de Los Rodiles, cuando "al final de la guerra sertoriana, entre el 80 y 70 antes de Cristo, el general Sertorio es derrotado, todos sus partidarios, entre ellos los celtíberos, seguramente son obligados a marcharse de estos recintos fortificados, y ése es el final de Los Rodiles y de yacimientos como él".
Actualmente, tras la declaración del yacimiento molinés como Bien de Interés Cultural, BIC, en 2011, la directora del proyecto ha indicado que su equipo está trabajando para conseguir "que se retomen los trabajos en el yacimiento con el fin de que no acaben colapsando todas esas murallas y torres".
Por otro lado, ha puesto en valor los programas financiados por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha de investigación, estudio y recuperación de bienes culturales, ya que "se contrataba a mucha gente local, de los pueblos de la zona, y eso fue muy beneficioso, no sólo desde el punto de vista socioeconómico, porque les proporcionaba un trabajo temporal durante tres o cuatro meses, sino porque eso ha contribuido enormemente a la concienciación de todo el entorno de estos yacimientos sobre el valor de su propio patrimonio".
En este sentido, María Luisa Cerdeño ha concluido que "para que un bien patrimonial se conserve lo primero que hay que hacer es conocerlo, lo segundo valorarlo y lo tercero, como consecuencia, conservarlo".