La reliquia de San Valentín que descansa en un importante templo de Zamora
El cráneo de San Valentín custodiado en la Colegiata de Toro: Un símbolo de fe y devoción

Bernardo Medina, arcipreste de Toro, sobre la reliquia de San Valentín
Zamora - Publicado el
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Cada 14 de febrero, los toresanos rinden homenaje a una reliquia singular que ha sido testigo de siglos de veneración: el cráneo de San Valentín. Este santo, conocido como el patrón de los enamorados, tiene un vínculo especial con la Colegiata de Santa María la Mayor de Toro, donde su cráneo es guardado en un relicario desde 1545. La historia detrás de esta reliquia es fascinante y refleja no solo la devoción religiosa, sino también la controversia que rodea las reliquias en la Edad Media y la modernidad.
La tradición de venerar reliquias comenzó en la Alta Edad Media, cuando los restos de santos y mártires fueron considerados objetos de gran poder espiritual. A lo largo de la historia, no es raro encontrar múltiples restos de un mismo santo, lo que ha generado dudas sobre la autenticidad de muchas reliquias. San Valentín no fue la excepción: los restos de este santo se encuentran en diferentes puntos del mundo, desde Madrid hasta Dublín, pasando por Roma y Polonia, lo que ha provocado debates sobre cuál de ellas es la auténtica.
En el caso de Toro, la reliquia del cráneo de San Valentín tiene una documentación que avala su autenticidad. Fue en 1545 cuando Diego Enríquez, capellán del emperador Carlos V, recibió del nuncio del Papa Paulo III la licencia para depositar el cráneo en la Colegiata de Santa María la Mayor. Desde entonces, este cráneo ha sido objeto de veneración, con una indulgencia plenaria concedida en 1682 por el Papa Inocencio XI a todos aquellos que visitaran la capilla donde se custodia la reliquia. Cada 14 de febrero, la reliquia es expuesta para su veneración, atrayendo a fieles que creen en la intercesión del santo.
El culto a San Valentín en Toro fue promovido por Valentín Tejederas, canónigo de la Colegiata, quien además consiguió que se celebrara un Jubileo para los miembros de la cofradía del santo. Tejederas fue clave en la consolidación del culto, lo que queda reflejado no solo en la custodia de la reliquia, sino también en las obras de arte que adornan la Colegiata. Entre ellas destaca una escultura neoclásica de San Valentín, realizada en 1788 por el escultor Pedro León Sedano, y una pintura de Baltasar de Coca que representa el martirio del santo.
Además de estas piezas artísticas, la reliquia de San Valentín se guarda en una caja ovalada de plata, ubicada en un fanal clasicista de madera que se encuentra en el tesoro de la Colegiata, justo debajo de la torre. Esta caja alberga el cráneo que, según la tradición, pertenece a San Valentín, quien en la Roma del siglo III secretamente casaba a jóvenes enamorados durante las persecuciones del emperador Aureliano.
Hoy en día, el cráneo de San Valentín es un símbolo de la fe y el amor que trasciende el tiempo. En cada 14 de febrero, los toresanos celebran la festividad de San Valentín no solo como un día de los enamorados, sino como un homenaje a un santo cuya reliquia ha sido venerada durante siglos, guardiana de una tradición profundamente arraigada en la historia de la ciudad.