Globotá negra, la insólita protesta que desafía la especulación inmobiliaria en Valencia

En los últimos años, el auge de los apartamentos turísticos ha generado múltiples debates y conflictos en diversas ciudades de España. Aunque existen regulaciones, muchos promotores encuentran vacíos legales para continuar con su actividad, a menudo en contra de la voluntad de las comunidades de vecinos.

Uno de los casos más emblemáticos en Valencia es el del edificio Nicet de Patraix, donde los residentes llevan meses luchando contra la transformación de los bajos comerciales en apartamentos turísticos. A pesar de que los estatutos de la comunidad prohíben este tipo de uso, la empresa promotora ha continuado con las obras, desafiando tanto la normativa interna del edificio como la voluntad de los vecinos.

de locales comerciales a apartamentos turísticos

El edificio Nicet es una construcción relativamente nueva en el barrio valenciano de Patraix. Desde su promoción, fue presentado como un inmueble familiar con locales comerciales en la planta baja, destinados a negocios que beneficiarían a la comunidad. Sin embargo, según explica Miguel Roig, vecino del edificio en Mediodía COPE Valencia, todo parece indicar que desde un principio hubo una estrategia oculta.

"Cuando nos compramos los pisos, la finca tenía tres años, y en los folletos promocionales se vendía como una finca familiar con bajos comerciales. Pero viendo los estatutos y cómo ha evolucionado todo, sospechamos que esto estaba planeado desde el inicio, cuando aún se estaban ejecutando los planos del edificio."

Esta sospecha se ha visto reforzada con los hechos recientes; una empresa adquirió todos los bajos comerciales en un solo paquete y comenzó la transformación de estos en apartamentos turísticos. Actualmente, 24 unidades están en proceso de ser habilitadas para este fin, alterando significativamente la convivencia en el edificio.

Un proceso judicial en marcha y la inacción del Ayuntamiento

Ante esta situación, la comunidad de vecinos tomó medidas preventivas y modificó los estatutos para prohibir el uso de los bajos como viviendas turísticas. Sin embargo, la empresa promotora impugnó estos cambios, lo que ha llevado el conflicto a los tribunales. 

"Cambiamos los estatutos antes de que esto ocurriera, pero ellos los demandaron. En diciembre empieza el juicio, veremos qué pasa", argumenta Roig.

Mientras el proceso judicial sigue su curso, las obras continúan. Incluso se han realizado modificaciones estructurales sin autorización de la comunidad, como la demolición de parte de la fachada del edificio. La aseguradora de los vecinos ha tomado cartas en el asunto y ha interpuesto una demanda por destrucción del inmueble, pero el procedimiento legal es lento, permitiendo que los promotores sigan adelante con su proyecto.

El Ayuntamiento de Valencia ha mostrado cierta disposición a atender las quejas, pero hasta ahora no ha tomado medidas efectivas para frenar la actividad. Además, la empresa promotora ha obtenido una licencia de turismo de manera rápida, lo que les ha permitido seguir operando a la espera de una resolución judicial.

PROTESTAS CONSTANTES

Frustrados por la falta de respuesta institucional, los vecinos han decidido organizar protestas pacíficas para hacer visible su rechazo. Entre estas acciones destaca la "globotà negra", un acto simbólico que coincide con las Fallas de Valencia y busca llamar la atención sobre la problemática de la especulación inmobiliaria.

"Hemos organizado una globotà negra porque nuestras acciones son pacíficas. Aquí vivimos familias con niños, así que buscamos formas de protesta que sean seguras y llamativas", explica Miguel Roche.

El lema de la manifestación, "Ayúdanos a pinchar el globo de la especulación", resume el objetivo de los vecinos: denunciar cómo la proliferación de apartamentos turísticos está afectando la vida en la ciudad y dificultando el acceso a la vivienda para los residentes. Valencia es, después de Málaga, la ciudad con mayor proporción de este tipo de alojamientos en España, superando incluso a Madrid. Esto ha generado una crisis habitacional, encareciendo los alquileres y desplazando a los vecinos de sus propios barrios.