¿Agua del grifo o embotellada? El debate sobre la salud del líquido más esencial

La primera reacción que tenemos al sentir sed es beber. ¿Elegimos agua embotellada o de grifo?

¿Agua del grifo o embotellada? El debate sobre la salud del líquido más esencial

Miguel Soria

Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Si estás en el monte lo más seguro es que no tengas cerca un grifo como el de tu casa y te tengas que conformar con una fuente artificial... o con un río. Si estás en la ciudad tendrás fuentes, locales que la vendan o máquinas expendedoras. Y si estás en casa, lo más probable es que el suministro del grifo sea tu primera opción.

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La primera reacción que tenemos al sentir sed es beber. ¿Elegimos agua embotellada o de grifo? Te damos las claves

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El asunto que nos centra es elegir la fuente de ese agua, y es aquí donde hay opiniones dispares. ¿Agua del grifo o agua envasada? ¿Agua envasada con agua mineral natural o con agua de manantial? ¿Qué es mejor y más sano? Para responder a esta pregunta hemos hablado con varios expertos y contrastado opiniones. Unos recomiendan agua embotellada y otros del grifo. Para empezar, si hablamos de suministro casero, hay que irse a la fuente del agua que llega a nuestra casa. Como residimos en Madrid hemos hablado con Alfonso González del Rey, subdirector de Calidad de las Aguas del Canal de Isabel II. Alfonso explica qué factores hacen posible la alta calidad del agua en Madrid: “La calidad del agua en origen es estupenda, y a eso hay que unir los tratamientos avanzados que adaptamos en función de la calidad de ese agua original, y posteriormente la conservación de nuestras infraestructuras por las que pasa el agua, y finalmente la vigilancia que realizamos que supera por mucho la establecida por la legislación”.

Esta excelencia es posible por unos sistemas de vigilancia y cuidado del agua absolutamente minuciosos: controlan el agua desde su origen ya en los embalses para hacer luego tratamientos químicos y dejar el agua perfecta. Pero imaginemos que llegamos a casa y sale agua sucia, que abrimos el grifo y se mantiene sucia. Algo pasa, y en este caso hay que avisar al Canal de Isabel II para que lo revisen.

¿A qué se debe entonces el sabor del agua si, en teoría, debería ser insípida? El subdirector de Calidad explica que “el sabor es un parámetro organoléptico, cada uno tiene un umbral de sabor diferente y viene afectado por las sales minerales que tiene ese agua, pero en nada afecta a la potabilidad”.

Encontramos otra fuerte defensa del agua corriente en Julio Barea, geólogo y portavoz de Greenpeace: “Más del 99 % de las aguas de abastecimiento de ciudades y pueblos españoles son potables y sanitariamente controlados, por lo que se pueden beber con total garantía. Otra cosa es que unas tengan más sabor o menos, pero es agua buena, sana y te la puedes tomar perfectamente sin problema”. Pero atención, que eso no significa que haya que beber de cualquier sitio sin tener el más mínimo cuidado, como explica: “Hay que tener cuidado de dónde bebemos agua, claro. La contaminación en cauces y demás es bastante elevada en muchos sitios, así que hay que ver dónde estás cogiendo agua, no es lo mismo un manantial de montaña a un tramo bajo de río o en El Tajo. Pero en sitios como la Sierra de Madrid es normal que puedas beber incluso del arroyo”.

El agua del grifo es perfecta, pero no es la única opción: existe el agua embotellada que vemos en tantos locales y en máquinas de venta de bebida. Irene Zafra Moreno, secretaria general de Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasadas ANEABE, nos explica qué es el agua mineral: “Es siempre de origen subterráneo, tiene que estar pura y sana allí además exigido por ley, algo que no se exige a las aguas del grifo. Esta protección natural da una pureza y sanidad, y sin tratamientos químicos”. ¿Por qué comprar agua embotellada? Zafra afirma que “la pureza es algo característico de ellas, no tiene cloro y es un producto absolutamente ecológico porque no está tratado. Además va en un envase cómodo, no pesa, no se rompe y permite estar bien hidratado en cualquier situación”.

La visión no contraria sino complementaria nos llega por parte de Enrique García, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios, OCU: “Según nuestros estudios, el consumo de agua embotellada y de grifo está muy a la par: el 56 % de usuarios bebe agua de grifo, y el 46 % lo hace de botella. El consumo de esta segunda es más amplio en zonas donde la de grifo tiene una dureza mayor e implica peor sabor”

Enrique también asegura que el agua de grifo es uno de los productos que más controles tiene en el mercado, un control periódico habitual y es apta y segura. Los ayuntamientos son los responsables de mantener esa calidad: “Por fortuna, los problemas de salud derivados de una mala calidad de las aguas son muy poco frecuentes. Desde OCU consideramos que el agua de grifo es una alternativa sana, saludable y ecológica para beber, por ello es la que primero recomendamos y, donde su sabor no sea agradable, entonces sí recurrir a la mineral”.

Sin embargo recientemente ha salido un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona relacionando el cáncer de vejiga con el consumo de agua de grifo por la presencia de unas sustancias llamadas trihalometanos. El Instituto afirma que en España se sobrepasan los límites legales. Desde el Canal de Isabel II reiteran que el agua en la capital es perfecta: “Queremos dar un mensaje de tranquilidad, en el caso concreto de esa sustancia los valores nunca exceden los marcados por la ley y de hecho estamos siempre muy por debajo”

En resumen: el agua mineral embotellada es más pura, cierto, no recibe tratamientos y para ciertas ocasiones se recomienda si no te gusta el sabor del agua que te llega, pero si no te es desagradable, el agua de tu grifo o de fuentes habilitadas para ello es perfecta para la salud y no entraña peligro alguno.

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