El espectacular fenómeno lumínico que se puede ver tan sólo estos días en Canarias: "Es un rito"

Javier Sierra aprovecha la llegada del equinoccio para explicar la importancia de la luz en el mundo antiguo

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Javier Sierra explica por qué el equinoccio de primavera afecta a determinados monumentos

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Milagros de la luz. Se trata de un término que está a caballo entre lo religioso, lo arqueológico y lo artístico. Y es que resulta que, a lo largo y ancho de España, hay una serie de monumentos que fueron orientados para que el sol iluminase algunos detalles solo en cada equinoccio.

El escritor Javier Sierra cuenta en 'Herrera en COPE' que en España, durante estos días, "se viste de una extraña gala, porque hay muchos lugares (la mayoría sobre el camino de Santiago) están orientados hacia posiciones del nacimiento o la puesta del sol, marcando así el inicio de la primavera". En el mundo antiguo esto era de gran importancia, porque se trata del día en que la longitud, en horas, del día y de la noche es idéntica.

Además, también "servía para marcar los puntos cardinales. Porque se trataba del día en que el sol se pone exactamente por el este y así orientar los puntos cardinales, que eran muy importantes", añade.

¿Por qué en el pasado se construía con esas orientaciones?

La razón de esto se debe a que no se tenían relojes en esa época, la única manera que tenían de saber cuando llegaba una fecha tan importante como el equinoccio era con la luz. La razón de que el equinoccio era tan importante en mundo antiguo es, "entre otras cosas, porque es el inicio de la floración, es cuando muchos animales paren a sus crías y, por lo tanto, hay que estar preparado cuando esto se produce. En el mundo agrícola era muy importante y lo marcaban de esa manera", explica.

Además se trata de un fenómeno que tiene unas características universales. Si saltamos al otro lado del mundo y vamos, por ejemplo, a México, el 20 de marzo por la tarde hubo 10.500 personas delante de la pirámide de Chichén Itzá, que es muy característica de la cultura maya. "Lo que estaban esperando era que el sol diera sobre las nueve gradas de la pirámide de tal manera que la sombra se proyectara un lateral de la escalera que sube a la cima de la pirámide. En la base de esa escalera hay una cabeza de serpiente y, la sombra genera el cuerpo de la serpiente", explica Javier Sierra. Lo llaman el descenso de Kukulcán o de Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. "Solamente dos veces al año es cuando se produce ese fenómeno luminoso, que es un auténtico espectáculo", añade.

Si en esta época del año, vamos a las Islas Canarias, concretamente a la cueva del risco caído, encontramos un prodigio mayor. "Los primitivos que decoraron aquella cueva con triángulos, hicieron un agujero encima de la puerta de la cueva. Por ese agujero entra el sol en estos días. Y, ese sol genera una mancha que va descendiendo poco a poco hasta llegar a los triángulos (...). Es un rito de fertilidad, porque es este el tiempo de la fertilidad", agrega Javier Sierra.

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