El viaje secreto de Dalí a un monasterio en el que un papel que le dieron cambió su carrera: "Cinematográfico"

Desde ahora y por primera vez en 72 años, podremos disfrutar de una de las obras más impresionantes de Salvador Dalí y que, desde que se pintó, no ha pisado España. Se trata del Cristo de San Juan de la Cruz, que saldrá por primera vez del Museo Kelvingrove en Glagow, y llegará al Teatro- Museo Dalí en Figueras.

Un cuadro que está rodeado de enigmas y que como decimos, es bien impresionante. Y es que representa a un Cristo crucificado, muy diferente de lo que estamos acostumbrados, porque se le ve en la cruz, desde un plano cenital, sin corona de espinas, y en lugar del cartel de INRI que habitualmente se ve en otras representaciones, aparece un papel en blanco.

Un cuadro que, como explicaba Javier Sierra en Herrera en COPE, es "muy cinematográfico". Y de hecho, era así y en un momento entenderás por qué. Un cuadro que pinto en 1951 y que hoy desvelamos sus misterios con el escritor, que acaba de publicar ¿Por qué, Dalí?, libro junto al pintor Antonio López en donde descubrimos esos misterios.

"Dalí está saliendo de la época surrealista, se ha peleado con todos los grandes porque decían que para pintar había que abandonar la razón y dejar que el subconsciente actuase, y Dalí decía que ese estado de trance te conectaba con una dimensión superior, en esa etapa escribe el 'Manifiesto Místico', y pinta esta obra que rompe todos los moldes" comenzaba diciendo.

Sin embargo, explica, todo nace de un viaje "discreto, que no secreto" de Dalí a Ávila, después de pasar ocho años fuera de España. Allí va al convento de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús y, en cuanto las monjas le entregaron algo, cambió su vida y su pintura.

El viaje de Dalí a Ávila que cambió su percepción

La génesis de este cuadro nace en Ávila, en ese convento. Un viaje que había realizado para sentirse más conectado a su país, y se dedica "a recorrer los lugares más emblemáticos".

Lo que no esperaba era que en el convento, las monjas le entregasen algo que cambiaría su vida. "Las monjitas de la Encarnación le muestran un dibujo de San Juan de la Cruz después de un éxtasis, y lo que ve en esa visión, desde una posición cenital es un Cristo doliente, pinta el papelito y Dalí se queda enganchado" explicaba Javier Sierra.

Tanto, que ese dibujo se quedaría para siempre en su mente, y en entrevistas posteriores entre el año 1949 y 1950, se dedica a decir, provocando, que él era la reencarnación de San Juan de la Cruz. "Finalmente, pinta un cuadro homenaje a esa visión metafísica de San Juan de la Cruz tan particular" explicaba.

Utilizó, por cierto, como modelo a un doble de acción en Hollywood, al que le hizo "toda clase de perrerías", y que era el doble de Fred Astaire en Bailando Bajo la Lluvia.

La relación de Dalí con el esoterismo

Javier Sierra ha emplazado a Alberto Herrera a hablar otro día de todo lo que rodea a Dalí con la magia y el esoterismo, al que el pintor se sentía muy cercano.

Le gustaba "la alquimia, magia, esoterismo, símbolos que él aplicaría en su arte. En los 70, el productor de 'James Bond' le pide que le pinte un tarot, y le pide 7 millones de dólares, no lo hizo para la película, pero siguió durante diez años trabajando para ese tarot y él se postula como el mago, quien echaba ese tarot todos los días era Gala, su mujer."

"Él contaba que una de sus mejores amigas era Lidia Noguer, una mujer muy particular hija de una bruja experta en plantas y hechizos, muy influido por lo mágico, en definitiva". Ahí queda para el próximo programa.