Un gallego sufre dos accidentes de coche seguidos y el médico le dice el motivo: algo que no sabía que tenía
Expósito relata la historia de superación de un hombre de Galicia al que las circunstancias médicas no le frenaron
Madrid - Publicado el - Actualizado
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“La historia de Antonio es uno de esos relatos que emocionan, porque es una persona que, a pesar de los reveses del camino, nunca se ha dado por vencido”. Así arrancaba este lunes el director de La Linterna, Ángel Expósito, la historia de Antonio Manuel Hermida Díaz. Un hombre de Galicia que, confiesa en los micrófonos de COPE, sufrió hasta dos accidente de tráfico prácticamente seguidos hasta que su médico le indicó que el motivo de ambos residía en su propio cuerpo.
Y es que Antonio es un hombre sencillo, que durante 28 años estuvo en la Armada, el último periodo como suboficial. Su mujer es Edi y tiene tres maravillosos hijos: Laura, la mayor; Diego, el mediano y Sara, la pequeña. Son una familia normal pero, de la noche a la mañana, la vida les dio un cambio de 180 grados.
El motivo de los dos accidentes de tráfico de Antonio
El cambio en la vida de este gallego comienza cuando tenía 41 años, con toda una vida profesional por delante y miles de proyectos y viajes. Un día se dio un golpe con el coche, pero no fue nada grave. No obstante, en menos de un mes, tuvo otro accidente de tráfico. Fue en ese momento, y con el transcurso tan corto del tiempo, que las alarmas se encendieron.
Antonio veía cada vez peor, por lo que decidieron ir al oculista. Y las noticias no fueron buenas: irremediablemente se iba a quedar ciego. “Esa semana fue muy dura pero después, nada, en esta vida hay que asumir las cosas según vienen y yo me fui mentalizando. Poco a poco, todo bien. Soy una persona normal que no ve, pero hago todo lo demás que puedo, con mis pequeños problemillas, pero sigo una vida normal. He adaptado mi vida a no ver, nada más”, cuenta él mismo en La Linterna.
La responsable es una retinosis pigmentaria. Una enfermedad que hace que las células de la retina se vayan deteriorando lentamente hasta que se pierde completamente la visión.
La vida del gallego da un giro de 180 grados
A Antonio la vida le acababa de cambiar: tendría que dejar su cargo en la Armada y cambiar de hobbies. En aquel momento las cosas no pintaban bien, pero su familia le dejó muy claro que iba a estar a su lado. Hasta que él se adaptase a la nueva situación, serían sus ojos. Antonio reconoce que echa de menos “el azul del cielo, el verde del campo, el color del mar y, por supuesto, las caras de mi familia”. “Tengo una hija que, si hoy empezara a ver, no la reconocería”, cuenta emocionado.
Y es que en el vocabulario de Antonio no se encuentra el verbo rendirse; nunca lo conjugó. De hecho, asegura que hasta sigue viajando: “Cuanto mejor lo llevo yo, mejor lo lleva la gente a mi alrededor, y así lo hago. Yo hago lo que hacen los demás, en noviembre pasado me fui con mi mujer a Egipto y me metí en todos los sitios donde se mete todo el mundo. Me preguntaban si me iba a meter en la pirámide, pero yo me metí en todo, al final me animaron”.
El nuevo hobby de Antonio
Una de las sorpresas que le ha dado esta nueva etapa en su vida, ha sido el tiro con arco. Hace apenas un año, descubrió este deporte, y fue gracias a unas pruebas que comenzó a hacer la ONCE, y que despertaron la curiosidad de Antonio. Y lo que empezó siendo una pequeña afición se ha convertido en una pasión que le ha llevado a colgarse del cuello la medalla de bronce en el Campeonato Nacional de Tiro Con Arco para Personas con Discapacidad.
“Yo tengo un posicionador de pie y un visor táctil que, con la mano izquierda, toco una bolita que me indica dónde está la diana”, relata el gallego en La Linterna. El sueño de Antonio es lograr la medalla de oro. Para eso entrena dos veces por semana: los lunes y los viernes. Nunca falta a su cita con el Club de Arco Afrouxeira. Pepe y Anxio son el director del equipo y su entrenador.
Pero detrás del éxito personal y deportivo de Antonio está su mujer Edi, que es quien, con todo el cariño que te puedas imaginar, le lleva y le espera hasta que termina su entrenamiento. “Yo lo llevo, pero espero allí dos horas para luego traerlo porque, tal y como está la gasolina, no se puede estar yendo y viniendo. A veces leo un libro, a veces le veo tirar, a veces me doy un paseo...” desvela la propia Edi en COPE.
Edi siempre está ahí, le apoya y le da ánimos. No pudo ir a la final del campeonato, aunque no se perdió sus disparos porque pudo seguirlo, en compañía de su hija Sara, por el móvil.... Ahora es su mayor fan. Al principio, Edi no creyó que el tiro con arco engancharía de esta manera a Antonio: “Pensaba que se cansaría a los dos días, pero no se cansó, le encanta”.
El camino hasta esta aquí no ha sido fácil para su mujer. Verle perder la vista ha sido muy duro para toda la familia y ahora, hasta el nuevo miembro de la familia, Martín, de cuatro añitos, ayuda a su abuelo. En lo único en lo que rechaza la ayuda es a la hora de arreglar las cosas que se estropean en casa. Porque Antonio es, desde siempre, un manitas. “Es erre que erre, se estropeó una persiana y, hasta que no lo arregló no paró. Yo ponía la mano y él cortaba, Antonio cada día se supera”, cuenta Edi.