Herraiz: "Es de manual que los movimientos en vísperas de elecciones tienen una evidente intencionalidad"

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Es el último sábado del mes y viene con calor y con un serial de líos diplomáticos para el Gobierno.

Y luego está lo de Palestina. Aunque el reconocimiento del estado palestino es un paso simbólico, ha provocado una respuesta de Israel, que era de prever.

Porque llega en un momento en el que siguen respondiendo al ataque terrorista de Hamás de octubre. Y dos. Porque saben que los de Hamás nunca van a reconocer el estado de Israel porque lo que quieren es directamente exterminarlo.

A esto se añade un componente en España. El reconocimiento del estado palestino llega en plena campaña para las elecciones europeas del 9 de junio. Y es de manual que todos los movimientos que se dan en vísperas de cualquier proceso electoral, tienen una evidente intencionalidad. Por lo que el oportunismo se ha mezclado también con la falta de oportunidad de dar ese paso con la guerra abierta en Gaza.

Por si le faltaba algún condimento a este plato, está el pulso interno en el Gobierno de coalición. Luego la cosa nunca va a mayores, no rompen, porque a ninguno le interesa, pero Yolanda Díaz sabe que, si no se distingue del PSOE antes de unas elecciones, los socialistas se terminan tragando en Sumar.

¿Qué ha pasado por detrás? Pues eso no nos vamos a enterar, pero no sorprenda que su socio le haya dado un toque. Cuidado con levantar el avispero más de la cuenta que se nos va de las manos. Y con esto no hagas campaña electoral, porque las voladuras han de ser controladas.

El ministro de Exteriores Albares, en público, se limitaba a decir que la política internacional no la marca la ministra de Trabajo, por muy vicepresidenta que sea. Que la dirige él. Y Yolanda Díaz volvía a salir para decir que no había dicho lo que sí había dicho, y que acabáis de escuchar porque está grabado.

Por cierto. Además de los terroristas de HAMÁS. ¿Saben quién más ha felicitado al Gobierno de Sánchez por el reconocimiento del estado palestino? Los talibanes de Afganistán. Los que prohíben ir al colegio o a la universidad a las mujeres. Los que no las permiten vestir como quieran, obligándolas a cumplir un riguroso código de vestimenta.

Los que no dejan a las mujeres practicar deporte. Ni siquiera subir a un autobús con un hombre. Estos son los talibanes, los que han felicitado, junto a Hamás, a Sánchez por el reconocimiento el martes del estado palestino. Con aliados así llegaremos lejos. Muy lejos.

Tenemos novedades en el caso Begoña Gómez, que es la mujer del presidente del Gobierno. Ya sabes que hay un juez de Madrid, que es el titular del juzgado de instrucción número 41, que está investigando la querella presentada por el sindicato Manos Limpias. En un paso adelante, que hizo temblar los cimientos de Moncloa, este juez, admitió a trámite la denuncia y, como era de esperar, toda la maquinaria a la que tiene acceso el Gobierno se va a encargar de NO ponérselo fácil.

¿Cómo? Acudiendo a la fiscalía, que como se encargó de recordarnos el presidente Sánchez, depende de quién depende. Pues eso. En cuanto el Ministerio Público conoció que había diligencias previas, recurrió de forma directa en apelación. No se ha conformado con eso. La Fiscalía está teniendo una actitud machacona en este caso. Tal ha sido su insistencia que ha levantado las sospechas del juez y le ha llevado a dictar una resolución en la que viene a decir, básicamente, tres cosas.

UNA. Que la Fiscalía realiza visitas inusuales al juzgado para conocer de antemano sus actuaciones. Por eso pregunta al secretario del juzgado, es decir, al letrado de la administración de Justicia, que le informe de la frecuencia con la que el fiscal realiza esas visitas personales. ¿Qué más dice esa providencia del juega del caso Begoña Gómez?

DOS. Lo que dice es que le sorprende y mucho que el fiscal quiera conocer las resoluciones con carácter inmediato. No sólo de las que ya han sido dictadas, sino incluso las que aún no han sido notificadas. Y la tercera cuestión que señala el juez instructor es una petición. Solicita a la policía nacional una copia del DNI de Begoña Gómez.

Aquí hay que insistir en una cuestión. Begoña Gómez no está ni mucho menos procesada y ni siquiera ha sido imputada. Se está investigando una denuncia tras unas informaciones que, por cierto, en ningún momento ha desmentido con datos Pedro Sánchez cuando le han preguntado. Hay que recordar también que estamos ante una instrucción que está bajo secreto de sumario y que, en función de cómo avance esa investigación, la Audiencia Provincial de Madrid decidirá si le pide al juez que la cierre o que siga con ella. Es la Audiencia la que tiene la llave.

¿Qué está haciendo el Gobierno? Tratar de desviar la atención, hablar del fango, de los pseudomedios, y ya de paso, si puede, poner todas las zancadillas que estén a su alcance. Lo hemos visto y por eso ha dictado el magistrado del caso esa providencia. Se trata de investigar una millonaria contratación pública ante un organismo que dependía del Ministerio de Economía como es RED.ES.

Lo que hay que investigar es si Begoña Gómez trató de influir con un par de cartas de recomendación de apoyo a una Unión Temporal de Empresas que se llevó un contrato del Gobierno por valor de 7 millones de euros. Si ha habido o no tráfico de influencias. Punto. Y Sánchez ha tenido la oportunidad de demandar al medio que lo publicó, al confidencial, para exigir una rectificación, y no lo ha hecho.

Y tenemos también novedades del derrumbe en el Medusa Beach Club de la playa de Palma. Era un local donde comer, cenar o tomar unas copas frente a la playa. Un sitio de moda que acababa de ser reformado y es aquí donde ahora mismo se centra la investigación. Esas obras están siendo analizadas por los técnicos municipales para aclarar las causas del derrumbe.

¿Cuál es la principal hipótesis que se baraja? La primera planta había sido acondicionada como parte del restaurante y en el momento del siniestro había una veintena de personas. Todo apunta a que se desplomó porque la estructura del edificio no estaba preparada para soportar el peso.

Ahora hay que aclarar si la obra contó con los permisos pertinentes, si los trabajos que se ejecutaron se ciñeron a la licencia que tenían y si todo se hizo de forma legal y correcta.

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