Pilar García Muñiz: "La gran baza de zelensky con Trump es el prometio, que es extremadamente escaso en toda la corteza terrestre"

En pocos minutos Donald Trump y el presidente ucraniano Volodimir Zelensky se van a reunir en la Casa Blanca. Es la primera reunión entre ambos desde que Washington empezó a negociar directamente con Rusia una paz en Ucrania... pero sin contar con Ucrania. 

Qué puede salir de ahí es una incógnita. En esta etapa estamos viendo cómo Trump cambia de opinión cada 24 horas, pero lo que parece claro es que quiere negociar por separado: con Putin a nivel geoestratégico y con Zelensky la negociación se asemeja más a un acuerdo comercial privado. Garantías de protección a cambio de productos como el Litio o el titanio y la explotación de las llamadas tierras raras, un grupo de 17 elementos químicos de la tabla periódica que actualmente son fundamentales para la electrónica y su aplicación en múltiples campos, desde la ingeniería aeroespacial hasta el armamento más sofisticado.

Se calcula que Ucrania tiene actualmente un 5% de las reservas mundiales de estas tierra raras. Incluso tiene un elemento, el prometio, que es extremadamente escaso en toda la corteza terrestre.

Ésta es la baza que quiere jugar Zelensky a la hora de negociar con Trump. Buscar cierta seguridad ante la amenaza rusa porque sabe que la Unión Europea no le puede dar suficientes garantías.

Para Estados Unidos la motivación con este acuerdo tiene mucho que ver con el giro que ha dado para contrarrestar la influencia de China, que comenzó la explotación de Tierras Raras en los años 60. Actualmente controla más de 70% del comercio mundial de estos elementos y podemos decir que tiene la sartén por el mango.

Esto es lo que Trump trata ahora de contrarrestar y lo que ha hecho es ir por la vía de los hechos. Abrir una negociación bilateral con Rusia y provocarle a Ucrania la necesidad de alcanzar una acuerdo de seguridad cuanto antes.

Esa necesidad imperiosa de Zelensky seguramente hace que Trump negocie con mejores condiciones en este momento.

Mientras tanto Moscú guarda silencio y la Unión Europea trata todavía de buscar su sitio. El problema puede ser que ha pasado tanto tiempo bajo el amparo de Estados Unidos que ahora no sabe hacía dónde tiene que ir.