Cómo es llevar un microchip bajo la piel: la medicina del futuro a la que accedería "el 20% de los españoles"
¿Cómo te imaginas la salud del futuro? Los microchips ya están normalizados en países como Suecia pero, ¿está España preparada para su uso?
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Si te preguntaran que cómo te imaginas el mundo dentro 30 años, ¿qué dirías? ¿Cómo te imaginas que viviremos los humanos y cómo habrá avanzado la tecnología? ¿Habrá microchips?
La carrera tecnológica avanza a pasos agigantados y la era digital ha llegado para quedarse. Tanto es así, que los dispositivos que hoy en día conocemos están tan implantados en nuestras vidas que, aunque no lo creamos, no seríamos capaces de vivir sin ellos tal y como estamos acostumbrados en la actualidad.
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Pero, ¿cómo influirá la tecnología en un futuro no muy lejano en los humanos? En concreto, ¿en nuestro cuerpo humano?
Así será la medicina del futuro, y del presente en países como Suecia
Hoy en día, ya existen empresas que llevan varios años experimentando con implantes de microchips dentro del cuerpo humano. Nos puede sorprender o incluso parecer extraño llevar un objeto incrustado en nuestro cuerpo pero, si pensamos en un marcapasos para aquellas personas que tienen problemas cardíacos, o en una prótesis que hace las funciones de un hueso cuando sufrimos una fractura grave, no estamos tan lejos de llevar un dispositivo incorporado.
Si nos remontamos hasta el año 1.998, y encontramos al primer ser humano que decidió implantarse un microchip. Fue en Suecia. Y nos vamos a detener en este país porque el sueco Jowan Osterlund, uno de los pioneros de la implantación de microchips en personas puso en marcha el experimento para telefonear a su mujer, y lo hacía simplemente acercando su mano a su móvil con el dispositivo ya implantado bajo su piel.
Concretamente, en Suecia, es algo realmente normal hablar de la implantación de microchips en humanos. Miles de personas llevan implantados microchips bajo la piel para reemplazar sus tarjetas de crédito, abonos de transporte, tarjetas del gimnasio o DNI.
Si mencionamos a personas con implantes tecnológicos hay que mencionar a Neil Harbisson. Es el único humano considerado un “ciborg”. Nació sin la capacidad de ver los colores, solo veía blanco y negro. Se implantó una antena conectada al cerebro que le permite identificarlos.
Juanjo Tara es el cofundador de Dsrputive, una empresa especializada en implantes inteligentes con NFC para humanos. También es uno de los primeros españoles que se implantó un microchip en su cuerpo, y ha pasado por ‘Lo que viene’ para hablar de esta parte del futuro de la medicina.
A nivel físico, un dispositivo incorporado es una cápsula de 12mm (como un grano de arroz) que se lleva entre el índice y el pulga, ha explicado Juanjo Tara en 'Lo que Viene'. Al tacto se puede notar el implante porque es un material como cristal el que lleva. Asimismo, no pita en ningún lado, y es compatible con resonancias y demás pruebas médicas.
¿Qué uso se le puede dar? "Lleva un sensor de temperatura corporal desde dentro que se está probando. Gracias a ello nos hemos dado cuenta que cada uno tiene una temperatura diferente, este dispositivo puede adelantar cuando el cuerpo tiene algo raro. O los ciclos hormonales. Cada uno se conoce mejor a sí mismo."
Uno de cada cuatro españoles lo utilizaría para facilitar el día
¿Es posible que se aplique en un futuro en España? Según los estudios de esra empresa, 2 de cada 10 españoles estaría dispuesto a instalarse un microchip para mejorar su salud, y 1 de cada 4 para hacer pagos y facilitar el día a día.
El objetivo en el futuro es que en los próximos años nuestro cuerpo se entienda mejor desde dentro. Tener un pequeño internet en tu cuerpo. Por ejemplo, digitalizar el pulmón o el hígado y entender y adelantarse a los posibles problemas.
Cuando en 1958 el físico norteamericano Jack S. Kilby inventó el microchip no se imaginaba el hito histórico que estaba a punto de marcar. La magnitud del descubrimiento fue tal que corrió como la polvora, hasta el punto de convertirse en pieza clave de todos los aparatos que utilizamos a diario, lo que le valió el Premio Nobel de Física en 2020.
Hasta tal punto se consideran importantes estos pequeños dispositivos con circuitos electrónicos, que muchos lo consideran como el nuevo petróleo del siglo XXI.