Ana, violada durante 14 años por su padre, “revuelta y con temblores” a 24 horas de su puesta en libertad
Victor Armando Cuartas abusó sexualmente de su hija desde que tenía 4 años y este miércoles saldrá de prisión tras cumplir una condena mínima de 8 años
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“Revuelta (silencio)... La palabra es revuelta”, así es como confiesa sentirse Ana Coartas en 'Mediodía COPE' a menos de 24 horas de la puesta en libertad de su padre, Víctor Armando, condenado a 8 años de cárcel por violarla y agredirle durante 14 años desde que la víctima tenía 4 años.
“Tengo temblores, como si tuviera frío” continúa Ana, “pesadillas nocturnas, taquicardias, ataques de pánico y un largo etcétera”. Así vive una víctima de abusos sexuales la espera de que su agresor salga a la calle y sin ninguna “orden de alejamiento”, aunque asegura que “de poco sirve”.
Además de sentir “rabia e impotencia porque las instituciones no nos protegen”, de ahí que Ana decidiera hacerse activista “porque no quiero que nadie pasara exactamente lo mismo que yo. Y desde que yo puse la querella criminal en el 2011 a día de hoy, poco o nada ha cambiado”.
Su padre, violador, condenado “a una pena mínima” de 8 años de cárcel porque “faltaban seis meses para que prescribiera”, explica la víctima, saldrá de la cárcel de Villabona en Asturias tras cumplir la condena, aunque como cuenta Ana “mi padre solicitó la excarcelación” por la ley del sí es sí “aunque no se la dieron porque quedaron acreditadas las agresiones físicas e intimidación y no se la aplicaron”.
Aunque en el caso de su padre no se ha visto favorecido por la ley de Irene Montero, Ana subraya que “también he sido revictimizada con la ley del 'sí es sí'”.
Atemorizada por sus dos hijos
Ana es madre de dos niños, una chica de 17 años y un niño de 11. Sus hijos, confirma, saben lo ocurrido y conocen lo que ha vivido su madre “dentro de sus capacidades, porque el niño es pequeño aún y no es muy consciente”.
Una realidad que Ana no ha querido ocultar nunca a sus hijos para que “si alguien les hiciera lo mismo, puedan identificar lo que les pasa”, una vez que a ella no la creyeron en el momento que fue a denunciar los abusos sexuales y agresiones de su padre.
Ahora Ana no solo está revuelta y sufre temblores por ella, sino también por sus hijos ante la puesta en libertad de su padre tras cumplir la condena. Sin orden de alejamiento, sin protocolo alguno para saber actuar ante un posible acercamiento de su padre a sus hijos, Ana ha tomado la iniciativa y se ha puesto en contacto tanto con el Instituto de su hija mayor y el colegio del pequeño “para que me avisen o llamen a la Policía en el caso de que tuviera la feliz idea de acercarse a ellos”.
“No me creían”
Ana sufría abusos sexuales de su padre desde que tenía 4 años hasta los 18, ya mayor de edad. A los 15 años, relata la víctima, “fui acompañada de una amiga a la Policía Nacional” y “no me creyeron”. Tampoco su familia “me creía” porque “pensaban que era una la relación con mi padre”.
Ante esta situación, a Ana no le quedó más remedio que hacerse “sumisa para no sufrir más agresiones”, confiesa emocionada.
Esta víctima sexual de su propio padre recuerda cómo actuaba “me amenazaba con un machete y bastones. Estoques que se hacían espadas. Era una persona muy agresiva”.
¿Reinserción?
Asegura Ana que su padre nunca podrá reinsertarse en la sociedad, porque 8 años después, además de seguir insistiendo en que “es inocente” y ser una persona agresiva, “nunca ha hecho ningún curso para rehabilitarse”.