La clave de la felicidad: más serotonina y menos dopamina

8 de cada 10 españoles aseguran ser felices, según el CIS, y, sin embargo, nuestro país ha bajado dos puestos en el ranking mundial que lidera Finlandia: ocupamos el 38. Familia y amigos son nuestra principal fuente de felicidad. La mala salud y la falta dinero, las razones que nos hacen desgraciados.

El CIS nos dice que el 80,4% de los españoles somos felices. Son datos de una encuesta sobre felicidad y valores que el organismo oficial hizo pública en julio del año pasado. Otra encuesta de IPSOS asegura que es el 72% de la población la que se declara feliz, 11 puntos más que en 2011.

El sencillo ejercicio que propone Marian Rojas para evitar los pensamientos negativos: cada noche

Pero en el ranking mundial que elabora la Red para el Desarrollo Sostenible de la ONU, nuestro país ha caído dos puestos y se sitúa en el número 38. Más si nos fijamos en la gente joven: en ese tramo de edad, hemos pasado del puesto 36 al 32.

España alcanzó su mejor posición en 2012 (22º), superando a 2021 (27º), 2020 (28º), 2022 (29º), 2019 (30º), 2023 (32º), 2017 (34º), 2015, 2018 y 2024 (36º), 2016 (37º), y 2013 y 2025 (38º). El organismo internacional apunta a que el descenso de España en el ranking de felicidad refleja una tendencia común en muchos países industrializados, como Francia, Alemania, Estados Unidos e Italia.

Finlandia se corona por octavo año consecutivo como el país más feliz del mundo.

TRES FACTORES PARA SER FELICES... O DESDICHADOS

La generación Z y los Babyboomers son los que se confiesan más felices. La X, los que menos, por debajo del 70%. La familia y los hijos son los factores que más felices nos hacen. Según la encuesta de IPSOS, excepto para los más jóvenes que ponen el centro en los amigos. Lo que más nos hace desgraciados es la situación financiera (el 53% en España), seguida de la salud mental (el 33%)y la salud física (el 25%).

Pero, ¿qué papel juegan los factores externos en nuestra felicidad? El psicólogo y profesor de la Universidad de Comillas, Fabián Cardell nos explica que "hay un factor genético, otros son factores externos, y ahí si podría entrar dinero, circunstancias climáticas, acontecimientos vitales. Y hay otro factor que tienen que ver con lo que hacemos nosotros, con nuestro comportamiento. En función de lo que nosotros hacemos, seremos más felices o más desdichados".

El psicólogo explica que las investigaciones refieren también "la capacidad de disfrute y de hacer actividades que nos hagan sentir bien. Esto está relacionado con la familia y con amigos. También con el ocio saludable, el ejercicio, en definitiva con actividades que nos motiven".

Pero casi más importante que esa predisposición genética y los factores externos que influyen en nuestra vida hay dos "relacionados con factores más internos nuestros, que tienen que ver por ejemplo con tener cierta flexibilidad cognitiva, es decir, la capacidad para adaptarnos a situaciones que nos sean desfavorables, los estudios lo señalan como un factor de protección para evitar trastornos psicológicos y también nos ayuda a ser felices. El otro factor es aceptarnos como somos".

CAMBIA DOPAMINA POR SEROTONINA

"Vivimos en una sociedad que está muy acostumbrada a tratar de ser felices mediante cosas que nos proporcionan placer inmediato. Algunos expertos la llaman 'generación dopamina'-explica Cardell- porque lo que hacemos es buscar cosas que nos dan placer inmediato para tratar de ser felices. Lo que pasa es que esa felicidad es de muy baja calidad. A corto plazo puede que nos sintamos un poquito mejor, pero a medio y largo plazo, eso no nos da la felicidad. Y nos encontramos en una sociedad que trata de acercarse todo el rato al placer inmediato y huir de emociones que no nos hacen sentir del todo bien, como el aburrimiento o la tristeza".

Es una estrategia equivocada, porque "la felicidad es algo que se cuece a fuego lento, tiene que ver más con el cuidado diario, con actividades más a medio y largo plazo, tiene que ver más, no con la dopamina, sino con otro neurotransmisor que se llama serotonina que es el auténtico responsable de la felicidad. Fíjate que muchas personas huyen de esas emociones negativas, acaban consiguiendo lo contrario, acaban viviendo más episodios de ansiedad, de depresión, de angustia".

De hecho, el 34% de los españoles mayores de edad han acudido al médico por problemas de salud mental en el último año. Nos cuenta el psicólogo que "a partir de la pandemia lo que estamos viendo en consulta es una aumento de depresión y ansiedad. Es la primera causa de baja. Ahí hay un contraste".

LLORAR TAMBIÉN CONTRIBUyE A NUESTRA FELICIDAD

El postureo y las redes sociales nos llevan ahora a "vivir muy para afuera, de la imagen que queremos proyectar y de alguna manera no está bien visto mostrar emociones negativas, mostrarme vulnerable o triste. Y es eso también, nos dicen los estudios, acaba generando sentimientos de depresión. Cuanto menos me permito mostrar emociones negativas, más fácilmente caeré en episodios depresivos".

Para ser feliz a veces hay que llorar, aunque parezca una paradoja. Porque "una cosa es el sentimiento de felicidad y otra coa es la emoción puntual que podemos sentir: yo puedo ser feliz y a veces estar triste. Es como cuando estoy enamorado, y me enfado con esa persona de la que estoy enamorado".

LA QUEJA

La queja me hace experimentar cierto placer. La dopamina se libera después de quejarnos y experimentamos cierto placer. Tiene una capacidad adictiva: cuanto más me quejo, más ganas tengo de quejarme. Pero aunque a corto plazo pueda sentir cierto placer y me siento escuchado, a lo largo puedo poner el foco en lo negativo que me pasa en la vida y puedo adoptar una actitud pasiva. A la larga esa queja acaba disminuyendo nuestro estado de ánimo.