OBJECIÓN DE CONCIENCIA

Luis, el farmacéutico al que el Constitucional le reconoció su derecho a no vender la píldora abortiva

En el año 2015 el Tribunal Constitucional reconoció el derecho de todos los farmacéuticos a no vender píldoras post-coitales, amparándose en el derecho a la objeción de conciencia

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Luis, el farmacéutico al que el Constitucional le reconoció su derecho a no vender la píldora abortiva

Redacción Mediodía Álvaro Sáez

Publicado el - Actualizado

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Luis Melgarejo tiene 45 años y desde hace más de 15, regenta una pequeña farmacia en Sevilla. Es un histórico establecimiento de la ciudad hispalense, decorada como las típicas boticas de la primera mitad del siglo 20: estanterías de madera, suelo de mármol, grandes techos y una gran lámpara en el centro.

Pero no es solo es reconocible por su decoración, también es conocida por todos los vecinos, porque saben que allí no se pueden comprar las píldoras abortivas (fármaco que se puede vender desde el año 2009 a todas las personas y sin ningún tipo de receta médica).

Y, Luis no puso estas pastillas a la venta por convicción propia. Porque para él, la vida comienza desde el momento de la concepción. “Las pastillas evitan que se implante un un embrión en el útero y, en caso de dispensarla, sería como favorecer la realización de un aborto”, asegura Luis.

Sus creencias, su ética y sus convicciones le costaron en el año 2010 una multa de 3.000€ de la Junta de Andalucía por no vender esta píldora abortiva, después de que una clienta pidiera la hoja de reclamaciones.

Luis alegó que él estaba ejerciendo su derecho a la objeción de conciencia, que no estaba obligado a hacer algo que le pudiera suponer un conflicto ético y que con esta actitud no estaba vulnerando ningún derecho porque, en 300 metros a la redonda, los clientes disponen de otras 3 farmacias en las que pueden adquirir esta píldora

“Que podamos ejercer cada uno la libertad en conciencia me parece que es mejor para todos, sin duda”

Después de varios años de juicios y de recursos, en el año 2015 el caso de Luis Melgarejo llegó hasta el Constitucional. Este Tribunal le dio la razón y, efectivamente, le acabó reconociendo su derecho de objeción de conciencia tanto para él y como para el resto de farmacéuticos que tampoco quisiesen vender esta pastilla.

Algo que supuso un alivio para Luis, no por cancelar la multa sino por poder empezar a trabajar con libertad: “Que podamos ejercer cada uno la libertad en conciencia me parece que es mejor para todos, sin duda”.

Muchos médicos, enfermeras, farmacéuticos, celadores o incluso administrativos en un hospital, es posible que alguna vez se hayan planteado si estaban obligados, o no, hacer ciertas cosas. Pero la realidad es que ninguna ley puede obligarnos a hacer algo que rechacemos por motivos profundos.

El derecho a la objeción de conciencia es un derecho reconocido en nuestra constitución que permite a todos estos profesionales sanitarios abstenerse de realizar acciones que vayan contra tus creencias. La objeción de conciencia no consiste en prohibir aquello con lo que no estás de acuerdo, sino de garantizar que no te obliguen a hacerlo. Es, como nos dice Eva María Martín, presidenta de la Asociación Nacional para la defensa de este derecho, algo fundamental en cualquier democracia. “Una sociedad democrática tiene que atender a las minorías. Es como el termómetro de la salud democrática de ese país”, nos dice Eva María.

Este domingo, a las 12 de la mañana, Madrid se vestirá de verde en la 'Marcha sí a la Vida 2022', desde la Plaza de Colón hasta Cibeles; para defender la vida y la dignidad de todas las personas desde el momento de la concepción hasta la muerte. Algo que que hacen tantos y tantos sanitarios de nuestro país, incluido Luis, desde su pequeña farmacia de Sevilla.

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