Un doctor te adelanta por qué no vas a cumplir tu propósito de año nuevo si comienzas así: "No es suficiente"

Darío Fernández, médico y psicólogo clínico de la clínica Legazpi de Madrid, da las claves para conseguirlo

Personas corriendo en el parque del Retiro
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Poniendo las Calles

El doctor Darío Fernández habla sobre los propósitos de año nuevo

José Manuel Nieto

Publicado el

3 min lectura

Con cada inicio de año, la mayoría de nosotros se lanza a la aventura de cumplir nuevos propósitos. El deseo de mejorar, de cambiar hábitos, de dejar atrás lo que no nos satisface y emprender nuevas metas, es casi universal. Hacer más deporte, leer más libros, dejar de fumar, dormir mejor… Los clásicos. Sin embargo, ¿por qué, a pesar de la motivación inicial, tendemos a abandonar esos objetivos a los pocos meses? En este escenario, el doctor Darío Fernández, médico y psicólogo clínico de la Clínica Legazpi de Madrid, ofrece claves esenciales para no caer en la trampa del desánimo. Basado en una reciente intervención en el programa Poniendo las Calles, aquí os traemos las respuestas.

Según el doctor Fernández, el impulso de hacer propósitos no es más que una respuesta a una disonancia cognitiva. Es decir, nos sentimos mal con la vida rutinaria, insatisfechos por nuestras acciones pasadas, y buscamos consuelo en las buenas intenciones. "Los buenos propósitos son una manera de aplacar nuestro complejo de culpa con autoengaños", explica Fernández. De alguna manera, los propósitos nos tranquilizan, aunque sepamos que no siempre los cumpliremos. Es una especie de "autoengaño reparador", como lo llama el experto.

Y es que, aunque los propósitos de Año Nuevo pueden tener un valor simbólico, a menudo carecen de concreción. "Nos planteamos objetivos tan vagos como 'quiero hacer más deporte' o 'dejar de fumar', pero no especificamos ni cómo ni cuándo", añade Fernández. La falta de concreción en los propósitos es uno de los principales motivos por los que fracasamos a la hora de cumplirlos.

Mujer que usa una bicicleta estática como parte de una resolución de año nuevo para ponerse en forma

Alamy Stock Photo

Mujer que usa una bicicleta estática como parte de una resolución de año nuevo para ponerse en forma

Fernández subraya que "no es suficiente con tener ganas", refiriéndose a la necesidad de establecer metas específicas y medibles. En lugar de decir "quiero perder peso", sería mucho más efectivo decir "voy a perder 5 kilos en 3 meses haciendo ejercicio tres veces por semana y controlando mi alimentación". Esa es la diferencia entre una intención vaga y un objetivo claro.

La importancia de la motivación y la planificación

Uno de los puntos clave para no rendirse en el camino es trabajar la motivación. Fernández nos recuerda que debemos "tener motivos específicos y personales". No basta con decir "quiero estar en forma", sino que debemos conectar el objetivo con algo que realmente nos apasione, que nos genere un deseo profundo de conseguirlo. Si el propósito no nos emociona, es muy probable que lo abandonemos.

La planificación, además, es fundamental. "Establecer objetivos precisos y cuantificables, marcar un registro, y celebrar los pequeños triunfos son pasos necesarios para mantener la motivación alta", indica el doctor. Por ejemplo, si tu propósito es hacer más deporte, no solo se trata de ponerte a entrenar, sino de definir qué tipo de ejercicio vas a hacer, cuántos días a la semana y durante cuánto tiempo. Conocer tu avance te ayudará a mantenerte enfocado.

El inevitable tropiezo también forma parte del proceso. No siempre vamos a conseguir lo que nos proponemos al primer intento, y eso está bien. Lo importante es no rendirse. Cuando te des cuenta de que has fallado, "analiza qué ha pasado, qué ha fallado, y corrige el rumbo", aconseja Fernández. No se trata de culparse, sino de reajustar la estrategia.

Libreta para escribir propósitos de año nuevo

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Libreta para escribir propósitos de año nuevo

"Es crucial no mirar atrás con frustración, sino con ganas de retomar lo que habíamos comenzado", añade el psicólogo. El camino hacia el cumplimiento de nuestros propósitos es largo y no siempre lineal, por lo que aprender a gestionar los fracasos parciales es clave.

Cambiar de enfoque: de "debería" a "quiero"

El lenguaje que utilizamos también influye en la consecución de nuestras metas. "La palabra 'debería' genera culpa y vergüenza. En cambio, plantearse un propósito como algo que realmente queremos hacer, como un reto que nos entusiasma, cambia la forma en que lo percibimos", asegura el doctor Fernández.

Esto también se aplica a modificar nuestro entorno. Si el objetivo es hacer más ejercicio, tener tu equipo deportivo siempre visible o en un lugar accesible puede ser un excelente truco. La cercanía de los objetos que nos recuerdan nuestro objetivo puede ser una poderosa motivación. Igual que retirar los ceniceros o evitar lugares donde solías fumar, si el propósito es dejar de fumar.

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