Un neurocientífico aconseja comer chocolate al día por este efecto desconocido: "Propiedades magníficas"

El profesor Jonathan Benito, investigador en neurociencia en la Universidad Autónoma de Madrid, ha revolucionado el concepto de bienestar emocional con su libro El poder de la amabilidad, una obra que no solo invita a practicar la bondad, sino que ofrece fundamentos científicos para hacerlo. En una entrevista reciente con Carlos Moreno ‘El Pulpo’ en Poniendo las Calles (COPE), Benito desveló algunas claves sorprendentes sobre el cerebro humano, la empatía y hasta los beneficios del chocolate.

“La amabilidad no es solo una virtud social. Es un arma contra el estrés, contra el envejecimiento cerebral y a favor de la salud”, explicó Benito. Según los estudios que recoge en su obra, las personas amables viven más, enferman menos y disfrutan de mayor bienestar. “No lo digo yo, lo dice la neurociencia”, apuntó durante la charla.

La felicidad empieza en el cerebro 

La clave está en cómo el cerebro se desarrolló dentro de grupos sociales donde el riesgo de exclusión equivalía a la muerte. “Nuestro cerebro teme ser expulsado del grupo. Si te sientes fuera, si estás solo, eso genera una de las reacciones más dañinas para el cerebro”, señaló. La consecuencia es una activación del sistema del estrés que libera sustancias como el fibrinógeno, útil para curar heridas, pero peligroso si se activa de forma crónica, pudiendo derivar en infartos o ictus.

La hipercompetitividad, añadió, está profundamente conectada con este miedo. “Queremos ser aceptados, queremos destacar. Pero si cruzamos la línea y somos excesivamente competitivos, nos volvemos agresivos. Generamos rechazo. Y lo que queríamos evitar, se cumple”.

El chocolate, una sonrisa y nuevas neuronas

Uno de los fragmentos más llamativos de la conversación fue cuando Benito, entre risas, defendió el consumo diario de chocolate. “Tiene propiedades magníficas. Es un neuroalimento. Estimula el cerebro, mejora el estado de ánimo y, bien tomado, puede ayudarnos a ser más felices”, afirmó. No es casual que el chocolate negro rico en cacao esté vinculado con mejoras en la memoria y reducción del estrés.

Más allá del cacao, Benito insiste en que la felicidad está íntimamente relacionada con la neurogénesis: la creación de nuevas neuronas. Esta se da especialmente en el hipocampo, área clave para la memoria y el aprendizaje. “La gente amable tiene más neurogénesis. Vive en entornos menos hostiles, con menos cortisol y más bienestar emocional”, explicó.

Y es que la amabilidad genera magnetismo. “Las personas amables son magnéticas”, subrayó Benito. “Mantienen su posición con asertividad, pero con humanidad. Y eso las hace inolvidables”. Carlos Moreno lo resumió con una idea poderosa: “La sonrisa es la distancia más corta entre dos personas”.

Lo fascinante es que se trata de una actitud accesible para cualquiera. No requiere grandes gestos. Según Benito, incluso un simple acto de cortesía puede desencadenar una reacción en cadena de bienestar cerebral.

El poder de la amabilidad no es solo un libro, es una propuesta para vivir mejor. Y tal como lo resume su dedicatoria —“Para mi hijo Hugo: sé feliz, pero sobre todo, sé amable, porque así acabarás siendo feliz”—, nos recuerda que, al final, la felicidad no es un destino, sino una forma de vivir.