La sorpresa de un grupo de migrantes cuando una madre los ve pasar por delante de su casa

Fernando De Haro habla con Antonello y su madre, Teresa, que revela esta curiosa anécdota mientras los inmigrantes viven 'El drama de llegar a Europa' en la isla de Lampedusa

Decenas de migrantes a su llegada al puerto de La Restinga

José Manuel Nieto

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Se cumplen ahora diez años de que en 2013 al menos 368 personas procedentes de Libia muriesen intentando alcanzar la costa italiana. Es el drama de la migración. Desde entonces, 28.000 seres humanos han fallecido en el Mediterráneo. Una década después, la isla italiana de Lampedusa se encuentra colapsada tras recibir más de 10.000 migrantes, un número superior al total de la población residente. Fernando De Haro y Pilar Cisneros se trasladan a esta localización en medio del mar para conocer de primera mano lo que sucedió y lo cuenta en el tercer episodio del pódcast de 'El drama de llegar a Europa'.

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Episodio 3. Lampedusa, la isla de los sueños rotos

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El 3 de octubre de 2013, Vito Fiorino puso rostro al terror. No lo olvidará nunca. Aquella madrugada los gritos de auxilio le despiertan en medio de la noche y se dirige en barco a una milla de la costa. La escena sigue clavada aún hoy en su mente: una patera en llamas con cientos de migrantes pidiendo ayuda. La tragedia de Lampedusa dejó 368 muertos oficiales. 10 años después, Fernando de Haro y Pilar Cisneros regresan a una isla que ha vuelto a vivir el colapso. Allí también conocen a Antonello y Teresa, que fueron testigos de cómo la isla colapsó.

Migrantes en Lampedusa

Miles de migrantes esperan su oportunidad de saltar a Lampedusa. Están a un paso. Viven su particular cuenta atrás. Banja es uno de ellos y con él habla Fernando De Haro en este episodio del pódcast. Es de Camerún, tiene 41 años y es padre de tres hijos; el mayor tiene 14, el mediano, 10, y la pequeña, solo cinco. Lleva más de dos años sin verlos. En este tiempo tampoco ha podido estar con su mujer. Solo habla con ellos por Facebook. Imagínate salir de tu casa, dejar a tu familia porque necesitas desesperadamente una ayuda, buscar el dinero como sea.

Nigeria, Níger, Libia y Túnez, ese es el camino. Algunas etapas del viaje caminando por el desierto, más de 3.000 kilómetros en total. Pensaba que saltar a Europa sería más fácil. Tiene amigos que han muerto por el camino. Otros se han ahogado tratando de llegar a Italia. Su mensaje es claro: "Cruzar el mar es una locura, es mejor intentar salir adelante en tu país de origen". Aun así, sigue su camino para alcanzar Lampedusa, como han hecho muchos de sus compatriotas, algo que provocó, por ejemplo, el colapso de la isla cuando 11.000 migrantes llegaron a una isla de solo 7.000 vecinos.

"Lo subió al cielo"

En esos días, muchos migrantes vagaban por las calles de Lampedusa. Fernando De Haro conoce cómo fue ese momento con Antonello, un vecino que es bombero: "No cabían en el centro y vagaban por las calles en busca de algo de comida". Cuenta que se comían "los higos sin quitarle las espinas". Así fue como los vio pasar por delante de su casa, les enseñó a comérselos cortándolos con un cuchillo para no pincharse. Pero Teresa, su madre, tiene una historia que marcó para siempre sus vidas. Así la relata en el pódcast 'El drama de llegar a Europa'.

Un migrante procedente de Canarias

"Teresa es mayor, va vestida con ropa de andar por casa y lleva un delantal, parece la típica abuela italiana", relata Fernando De Haro, "cuando vio a estos chavales hambrientos, algunos de ellos menores, no lo dudo, les dio un trozo de pan. Ellos eran siete y se dividieron el trozo entre todos, por eso supo que tenía que hacer algo más". Teresa entró en la cocina y se puso a preparar pasta con tomate, su especialidad. Recuerda el gesto de uno de ellos: "Pinchó con el tenedor el último macarrón que quedaba en la cazuela y lo subió al cielo dando gracias".

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