Carta del arzobispo de Valladolid: «Levántate y ponte en camino»
Luis Argüello nos recuerda en su carta de hoy que el Día del Seminario es una jornada para dar gracias por todos nuestros sacerdotes y para orar especialmente por los seminaristas
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Somos pueblo de Dios en camino, pero este pueblo no ha salido a dar una vuelta; es un pueblo que no camina solo. Es un pueblo que además tiene una forma, la forma del Cuerpo de Cristo. Es también un pueblo que ha sido congregado y enviado para realizar una misión, la misma misión de Jesús. Es un pueblo de ungidos, de bautizados, que han sido sellados con el mismo Espíritu que ungió a Jesús, para ser así pueblo profético, sacerdotal y real.
Jesús no nos deja solos en esta peregrinación, sino que quiere caminar con nosotros, encabezando la marcha de este pueblo, pastoreando a este pueblo y ayudándole a llegar hasta fuentes de agua fresca; alimentándole con palabra de salvación y recordándole constantemente hacia dónde camina: cuál es la meta y también cuál es el fundamento, el origen, de su andadura.
Este pueblo, que está acompañado por el propio Jesús, experimenta a veces que Él va delante. Sin embargo, otras veces Jesucristo va en medio del pueblo, escuchando, animando y acompañando. Y a veces también va detrás, recogiendo a aquellos que quedan rezagados en el camino o a quienes tienen heridas por la marcha compartida o por los conflictos que surgen en el caminar juntos.
Este pueblo de bautizados precisa de la existencia de ministros ordenados; de humildes siervos que son mediación sacramental de la presencia de Jesucristo cabeza, que encabeza la marcha del pueblo. Este pueblo cuenta en medio de él, con Jesucristo esposo, que está constantemente entregando su vida para nuestro bien. Ministros ordenados, sacramento de Jesucristo siervo que nos acoge y recoge, que lava nuestros pies y perdona nuestros pecados; sacramento de Jesucristo pastor, que sabe cómo acompañarnos y que nos conduce y dirige, pero que sobre todo nos alimenta, con su palabra viva y con su cuerpo entregado.
El pueblo santo de Dios necesita esta presencia sacramental al lado de la de los bautizados, para que la Eucaristía pueda celebrarse y para que cada uno de nosotros podamos escuchar que Jesús nos dice, tomando prestadas las palabras de ese hombre ordenado: “esto es mi cuerpo”. Para que podamos experimentar que Jesús nos dice: “yo te perdono, yo te absuelvo”. La Iglesia, este pueblo peregrino que camina, se organiza entorno a estos dos polos: el polo de los bautizados, todo el pueblo Santo, y el polo de los ordenados, de los ministros que hacen presente a Jesucristo.
En el día De San José celebramos el Día del Seminario, y el lema que vamos a alzar, que pregonamos a quien nos quiera escuchar, es “Levántate y ponte en camino”. “Levántate” es una palabra que Jesús dice varias veces a sus discípulos: levántate de tu desánimo o de tu comodidad y ponte en camino; ponte en camino en este caso para, una vez ordenado presbítero, sacerdote de la Iglesia, hacer presente a Jesucristo que camina delante, en medio y detrás de su pueblo.
El Día del Seminario es una jornada para dar gracias por todos nuestros sacerdotes, por el que nos bautizó, por el que perdona nuestros pecados, por el que celebra la Eucaristía… Y para pedir de una manera especial por nuestros seminaristas y por los jóvenes y adolescentes que puedan sentir en su corazón la llamada del Señor. Que el testimonio de los creyentes, les haga escuchar la voz del Señor que les dice: “levántate”, ponte en camino y déjate formar en la caridad del Buen Pastor.
+ Luis Argüello
Arzobispo de Valladolid