La Archidiócesis de Barcelona pone en marcha la campaña #MorirEnPaz y #CurasPaliativas contra la eutanasia

Casi dos semanas después desde que la ley que regulariza en España la práctica de la eutanasia, los colectivos que se han mostrado contrarios a su aplicación, continúan trabajando por concienciar a la sociedad de las alternativas que existen para evitarla. Y es que, para muchos, es incomprensible que el Congreso de los Diputados diera luz verde a esta norma, cuando en nuestro país no cuenta ni siquiera con una ley de cuidados paliativos.

En este sentido y a través de su cuenta de Twitter, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, ha recordado que “una sociedad avanzada debe proporcionar instrumentos para eliminar el sufrimiento y no para eliminar a la persona que sufre”.

El arzobispo de Barcelona ha remarcado que la “eutanasia no es la solución”, y ha recordado que desde la Archidiócesis catalana, los Secretariados Diocesanos de Pastoral de la Salud y de la Familia han lanzado la campaña #MorirEnPaz #CurasPaliativas.

Además, remarcan que quienes lo deseen pueden recurrir al Documento de Voluntades Anticipadas (conocido también como testamento vital), en la que las personas pueden expresar de manera escrita su voluntad sobre los tratamientos médicos que desea recibir, o a lo que no está dispuesto a aceptar en la fase final de la vida.

El Documento de Voluntades Anticipadas también especifica que se administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos, pero que no se aplique la eutanasia.

Desde que se inició el debate sobre la ley de eutanasia, la Iglesia se ha posicionado en contra. El organismo episcopal afeaba al Gobierno de Sánchez haberla sacado adelante sin consenso, y contra la recomendación de la Organización Médica Colegial, el Comité Español de Bioética e incluso con el rechazo del Comité de los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas.

Defienden además que lo propio de la medicina es curar, pero también cuidar, aliviar y consolar sobre todo al final de esta vida, y recalcan que no hay enfermos incuidables, aunque sean incurables.