Sinceramente, a mí no me preocuparía en exceso que Pablo Iglesias trate de rascar un puñado de votos entre sus votantes más radicales (por tanto, estrechando aun más las posibilidades de Podemos) al criticar la donación millonaria de Amancio Ortega a la Sanidad Pública. En esta Polémica artificial (en realidad no hay polémica, solo hay puro electoralismo de un partido cada vez mas minoritario), en esta polémica interesada tampoco es necesario defender ese gesto del fundador de ZARA.
Poner 310 millones de euros de tu bolsillo (por mucho dinero que tengas) para ayudar a los demás, ya lo dice todo. No hace falta añadir nada más. De las acusaciones (veladas o directas, pero siempre sin pruebas) de las acusaciones de evadir impuestos tras pagar 1.700 millones, a mí no me corresponde decir nada. De eso, ya le defenderán si lo consideran oportuno los abogados del señor Ortega.
Lo que sí que conviene aclarar, habida cuenta de la manipulación que Podemos hace de su gesto, lo que conviene aclarar es que Amancio Ortega no está diciendo que se invierta un solo céntimo menos en la sanidad publica. Esto no es (salvo en el intento manipulador de los dirigentes de Podemos) esto no es elegir entre inversión pública o donaciones. Las dos cosas son compatibles: se puede invertir lo mismo o mas en la sanidad publica y aceptar 300 maquinas que pueden mejorar la calidad y las posibilidades de vida de 4 de cada 10 enfermos de cáncer. Pero tampoco esa manipulación es lo que me preocupa de este falso debate.
Lo que me preocupa no es que Podemos busque un trasnochado eslogan electoral atacando la donación de material medico para la sanidad publica. Lo que me preocupa no es que lo digan, sino que lo hacen. Lo hacen por ejemplo en Valencia. En el Ayuntamiento de Valencia donde gobiernan y bloquean intencionadamente con burocracia la instalación de esas maquinas. O lo hacen en Andalucia, donde la anterior administración dejó varias de esas máquinas durante meses perdidas en su caja de embalaje.
Y eso sí que ya son palabras mayores porque están poniendo en riesgo la vida de muchos pacientes. Y porque quienes lo hacen pueden hasta pedirse el Ministerio de Sanidad. Eso es lo que nos tiene que preocupar.