El coronavirus se ceba con la Guardia Civil
Los policías piden más medios de protección: ni siquiera se realizan los test de detección
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La muerte del teniente coronel Jesús Gayoso, jefe del Grupo de Acción Rapida (GAR) y auténtico referente dentro de la Guardia Civil, da cuenta, junto a otros tres guardias civiles que ya han perdido la vida, de la gravedad de la extensión del coronavirus dentro de la Institución Armada. Eso sin perder de vista el resto de cuerpos policiales: Policía Nacional (con 276 casos positivos, algunos de ellos en situación muy delicada), Mossos de Escuadra (acaban de comunicar la pérdida del agente Joan, de 57 años), Policía Municipal de Madrid, Guardia Urbana de Barcelona, Ertzaintza o los propios vigilantes de seguridad, donde se habla ya del fallecimiento de dos trabajadores.
El GAR que dirigía el teniente coronel Gayoso desde hacía 15 años, tras su paso por Estado Mayor en Madrid, es la unidad de élite que el fin de semana del 7 y 8 de marzo se desplazó a Haro (La Rioja) a comunicar y supervisar la orden de confinamiento para los vecinos de la localidad que habían resultado contagiados de coronavirus en el transcurso de un velatorio en Vitoria. Da la coincidencia de que otro Jesús, el coronel Vélez, fundador de esta unidad de referencia en la lucha contra ETA, falleció hace unos días, ya jubilado, víctima del coronavirus.
El virus se ha cebado especialmente con la Benemérita. Cuatro fallecidos, 282 casos positivos y lo que es más inquietante en términos operativos: más de 4000 agentes en cuarentena, fuera de servicio en este momento. La cifra la facilitan a COPE fuentes con acceso directo a datos oficiales que por ahora no se hacen públicos.
Teniendo en cuenta que el número de policías confinados en todo el territorio nacional, incluidos los cuerpos locales, rondaría los 9000, la guardia civil acapara prácticamente el 50% de esa desactivación. Al menos tres jefes de comandancias, el director adjunto operativo (DAO) de la Benemérita, el teniente general Laurentino Ceña o el número dos, el teniente general Santafé, jefe de operaciones, están entre el personal convaleciente a causa de la enfermedad.
Precisamente el mando de operaciones ha comunicado este pasado martes, a través de Estado Mayor, a todas las comandancias la orden de localizar en sus respectivos ámbitos territoriales a los más de 2000 alumnos del cuerpo cuyo periodo formativo está en suspenso por si fuera necesarío incorporarlos de manera extraordinaria al servicio. “Debido a la incidencia que la crisis sanitaria del COVID-19 está teniendo entre el personal del Cuerpo”, comienza el escrito al que ha tenido acceso COPE, se ha puesto en marcha este plan “en fase de planeamiento y de modo reservado”. Así, todas las comandancias buscan a los futuros guardias civiles que estaban en las diferentes academias y ahora se encuentran en sus domicilios. Incluso se pide a los mandos en esas zonas territoriales que indiquen a Madrid “las unidades en las que podrían prestar servicio”.
Fuentes oficiales en la Guardia Civil confirman que también se baraja, desde prácticamente el inicio de la crisis, la movilización de personal de reserva (entre 56 y 65 años) si la situación así lo exigiera. Medidas paliativas ante un hipotético escenario de falta de personal por una incidencia descontrolada de la pandemia en el cuerpo. Diariamente, unos 40.000 agentes de verde olivo prestan servicio en esta situación.
Más preocupados por el dato que por los guardias
El malestar se acrecienta también entre algunos mandos que discrepan de la política de comunicación impuesta a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad desde el Ministerio del Interior. “Están más preocupados por conseguir la foto, el dato o la estadística para contar cada día, y competir con el otro cuerpo policial en la rueda de prensa, que en planificar realmente un operativo, con medios y garantías, que resuelva las necesidades de la gente”, denuncia a COPE indignado un oficial del cuerpo con muchos hombres y mujeres a su cargo. “Esto nos lleva a meter una presión indigna a nuestra gente”, lamenta el mando.
Fernando Ramírez Trejo, presidente de la asociación Pro Guardia Civil (APROGC), dice que ante una crisis así “todos debemos sacar lo mejor que llevamos dentro”. Lo que espera de los dirigentes políticos es que sean también leales, como lo están siendo los ciudadanos. Que cuando comparezcan no digan lo que no es. "Los guardias civiles están actuando sin apenas medios de protección, y sin saber si son portadores del virus porque no se les realizan los test de detección”. Califica de “desafortunadas” las declaraciones del ministro del Interior al afirmar que hay medios de protección y que se han destinado ya 117.000 mascarillas para las policías.
Asociaciones y sindicatos policiales adelantan ya una petición al ministerio del Interior. Fernando Ramírez afirma haber pedido a la directora general de la Guardia Civil que inste al Gobierno para que el fallecimiento o las secuelas por la enfermedad sean consideradas consecuencias de acto de servicio. Y eso de cara a posibles indemnizaciones o ayudas para las víctimas o sus familiares.